Sin haber una tradición de la música de jazz, en Guatemala, nunca han faltado buenos artistas del género, aficionados, discos, conocedores y a veces, conciertos de los grandes maestros.
Ayer por la mañana me enteré por el blog “El Director de Operaciones”,de la muerte del trompetista Freddie Hubbard (1938). Uno de los grandes. Se lo comuniqué a dos amigos que casi desde los tiempos de la grabación del primer álbum de Hubbard (Abrete Sesamo, Blue Note, 1961) han tratado de difundir esta música en el país. Hicieron memoria de la impecable presentación del maestro (1989) en el Teatro Nacional -año en que grabó Topsy-.
Y me solicitaron dejar constancia de su recuerdo. Lo hago con agrado y me hubiera gustado también, incluir fotos de su actuación pero no fué posible conseguirlas.
Pianista, compositor, maestro del bolero, Osvaldo Farrés nació en Quemado de Güines en la provincia de Villas en Cuba el 13 de enero de 1902 y murió un día como hoy (como tantos) de 1985, legando a la historia del jazz, dos de ellos:
El primero y más conocido (al menos internacionalmente) es Quizás, quizás, quizás (1947) traducido al inglés como Perhaps, perhaps, perhaps e interpretado por varios artistas incluyendo Nat King Cole (en 1958), versión que en 2000 es retomada en la película “In the Mood for Love” por el Director Chino Wong Kar-wei ( también la escribe y produce).
El Sr. Wong usa el título de la famosa estándar del jazz (McHugh/Dorothy Fields, 1935) - que no se escucha en la película-, para establecer su ritmo y mirar a sus personajes através de una nebulosa de canciones pop. “Esa era ha pasado. Nada que pertenezca a ella existe ya” dice un rótulo al final de la película ambientada en el Hong Kong de 1962. Y quizás así sea.
El segundo y quizás no tan conocido, es “Tres palabras”, pero si trata de cantarla con este magistral acompañamiento, seguramente la recordará:
Oye la confesión De mis secretos. Nace de un corazón Que está desierto. Con tres palabras Te diré todas mis cosas Cosas del corazón Que son preciosas. Dame tus manos, ven, Toma las mías Que te voy a confiar Las ansias mías. Son tres palabras Solamente mis angustias, Y esas palabras son: ¡Cómo me gustas!
Gracias a los amig@s del Jazz (a quienes deseo Feliz Navidad y Venturoso Año Nuevo), termino esta “inspección” anual de mi pequeña discoteca navideña, con un hallazgo para compartir:
Sin duda para complacer a aquellos escuchas que se quejan de los artistas que terminan abrazando el pop cuando graban álbumes navideños, Plas Johnson (El joven), al final del siglo pasado o al inicio del actual (como se prefiera), a sus ochenta y tantos años, grabó “Christmas in Hollywood” (algo así como el alma mater que lo acojió, lejos de su natal Nueva Orleans). Un álbum tanto de navidad como de Jazz.
Plas Jr., naturalmente, pudo haber hecho con facilidad una grabación pop – el versatil saxo tenor, ciertamente, como “sideman” ha respaldado su fama de no artista de jazz-. Sin embargo, como bien dice su presentador (el guitarrista Joey Altruda) es ”much the mouch, hard bop/soul jazz”.
Como no puede ser de otro modo (aunque se trate de Plas), Plas termina también abrazando las estándares navideñas, pero convirtiéndolas en improvisado hard swinging bop. Pero, aquí sí ¡Plas¡, la guinda del pastel, una pista que puede apenas ser llamada estándar, “A Bebop Carol” del pianista Tadd Dameron, grabada por primera vez en 1940 por el trompetista Fats Navarro (una de las principales influencias de Clifford Brown).
Después de la acostumbrada auditoría anual de los discos navideños, como de costumbre, concluyo repitiéndome la frase común : “I’m old…fashioned”. Pero no me lamento de la pérdida de tiempo en esta - para mi gusto- agridulce labor, porque la búsqueda tuvo más de un hallazgo y teniendo en cuenta los precios que actualmente se pagan por ellos (aunque unicamente sirvan para descubrir la cuadratura del disco), la operación resulta, desde el sórdido punto de vista crematístico… rentable (sin importar que tecnicamente, sólo lo sea en este caso, por un satisfactor imputado, que al fin y al cabo es un “beneficio sumergido” en lo profundo de mi alma jazzera).
Así, encontré que el 50% de discos navideños en mi poder, estaba directa o indirectamente relacionado con cantantes y que de estos…(léase: joder) el 50.125% (modestamente 4 compactos, otro tanto igual de viniles y un sencillo) pertenece a miembros del - así llamado- “Rat Pack” (segunda generación, que conste). La buena noticia es que descubrí un excelente álbum de esta memorable pandilla, en presentación verde (se trata del mismo sombrero, con la sola variación del color del estuche). Una compilación de lo familiar con unas pocas nuevas canciones. El título pudiera evocar a Frank tumbando a un trasnochado impertinente en Las Vegas (Nevada). Pero no, es música que habla del regocijo de las fiestas, algo tan necesitado en estos días. La mayoría de canciones fueron grabadas (nunca en grupo) en los sesentas y setentas y por lo menos una inédita. No podían faltar las estándares, incluyendo los bellamente cantados villancicos y puede servir para fiestas, regalo (dos copias no son probablemente necesarias a menos que quisiera compartir), adorno del arbolito y todas las cosas buenas que trae la ocasión, aunque para muchos se pinte calva.
La vieja banda de nuevo, para entretenernos, tan buenos ahora como solían serlo, con mínima inequidad en el reparto (bien por Sammy).
Más de diez años antes de empezar a ser noticia en el mundillo del Jazz, Alwin Lopez Jarreau (Milwakee, 1940), se sentó junto con algunos amigos (Cal Bezemer al piano, Gary Allen al bajo y Joe Abodeely a la batería) y grabó el álbum “1965”, considerado notable y quizas el único de su peculio a la fecha, estrictamente de puro jazz. Allí destaca como un “Crooner” superior en números como “My favorite things” (usted recordará a Julie Andrews), “A sleeping bee” (letra de Truman Capote, fundador de la novela testimonial) y “One note samba” (también recordará), que hacen de este poco conocido LP (todavía no reeditado en CD) el punto alto de su carrera jazzística.
Pero dejando por un lado lo que hubiera sido de su carrera de haber continuado en esa linea y no la comercial del gran billete (único vocalista ganador del Gramy en trés géneros: Jazz, Pop y R&B), si alguna vez hubo un cantante apropiado para un álbum navideño, ese es Al Jarreau, cuyo amigable y mieloso “croon” siempre se siente calido y bienvenido. Estos rasgos son evidentes en su álbum estacional del 2008 “Christmas” grabado por Rhino, pero también lo son sus raices en el scat. Con una primera parte del álbum un poco cargada de sincopado y swing, mientras Chistmas prosigue, las cosas devienen en una quieta tormenta smooth groove, sin empujar muy fuerte ni en la vocalización ni en los arreglos, lo cual es un alivio después de la- un poco- sobrecocinada primera parte . Esta parte final conteniendo una sedosa “Christmas time is here”de Vince Guaraldi.
Personnel: Al Jarreau - Vocals, Chris Walker - Vocals, bass Take 6 - Vocals Ross Bolton - Guitar Michael Thompson - Acoustic guitar Dan Higgins Fflute, wooden flute, pennywhistle, clarinet Larry Williams - Tenor saxophone Phil Ayling - Oboe Joe Turano - Tenor saxophone Larry Goldings - Organ Mark Simmons - Drums
Track Listing: 1. Winter Wonderland 2. Hark The Herald Angels Sing 3. White Christmas 4. Interlude: By My Christmas Tree 5. Carol Of The Bells 6. O Come All Ye Faithful 7. Christmas Song, The (Chestnuts Roasting On An Open Fire) (featuring Take 6) 8. I'll Be Home For Christmas (featuring Take 6) 9. Gloria In Excelsis 10. Christmas Time Is Here 11. Have Yourself A Merry Little Christmas 12. Some Children See Him 13. Little Christmas Tree 14. Up On The Housetop
Billy Taylor (1921), gran vocero del Jazz (sus perfiles en el programa televisivo “Sunday Morning” en CBS desde 1981 han tenido éxito introduciendo esta música en audiencias más grandes), asesor artístico de jazz en el Kennedy Center, pianista mayor y uno de los más articulados de todos los intérpretes del Jazz, esta en el foco de este excelente compacto “Taylor Made at the Kennedy Center” (KCJ 2005), conformado exclusivamente por sus composiciones y tomadas de tres diferentes actuaciones. La mayoría de la música data de diciembre de 1999. A Taylor y su trío (Chip Jackson al bajo y Winard Harper, batería) se une la guitarra de Russell Malone, las trompetas de Terence Blanchard y Arturo Sandoval, el saxo tenor de Stanley Turrentine, el vibráfono de Stefon Harris y la voz de Dee Dee Brdigewater; pero su música en la parte de la grabación que corresponde a la celebración de su 80 aniversario (septiembre del 2001) en el Lincoln Center es representada por Cyrus Chestnut al piano.
Marian Turner (Inglaterra 1918) se volvió famosa por su programa de radio “Piano Jazz”, el cual mantiene desde 1978, pero era ya una respetable pianista muchas décadas antes. Actuó en el continente Europeo para las tropas durante la guerra y así conoció al cornetista Jimmy McParland y se mudó a EE.UU en 1946. Grabó regularmente para Savoy y Capitol durante los 50’s. Formó su propio sello (Halycon) y grabó varios albumes finos entre 1969-1977. También hizo 3 discos para el sello Improv de Tony Bennett durante los años 1976 /77, antes de firmar con Concord, donde se mantiene desde 1978 y para quien grabó el presente año uno de sus mejores compactos: “Twilight World”, pocos meses antes de cumplir los noventa años, demostrando porqué ha sido capaz de alternar con invitados tan diferentes en su programa. Actua con su trío habitual: Gary Mazzaroppi (bajo) y Glenn Davis (batería). Es dificil no encantarse de inmediato con este elegante álbum. A la señora McPartland siempre se le ha reconocido su maestría para interpretar baladas y aquí muestra de nuevo su poder con sus líricas interpretacione s de "Close Enough for Love" y "Alfie". Vale la pena.
Un año después que Marian, nacía (ciego) también en Inglaterra otro grande del piano en el Jazz: George Shearing. Desde su niñez influenciado por las grabaciones en 78 de Teddy Wilson y Fats Waller llegó a ser una estrella británica actuando para la BBC y jugando un papel clave para el grupo del auto exilado Stefano Grappelli en los tempranos 40’s, emigrando a la ciudad de Nueva York en 1947.
Extendiendo la que ha sido una de las más prolíficas carreras en la historia del jazz, el señor Shearing graba en vivo para Telarc en 2001 “Back to Birland” (por supuesto, no el idéntico club homenajeado en su famosa composición “Lullaby of Birland”), un album tan íntimo que te hace sentir como si sentado enfrente del Quinteto conformado por Neil Swanson, bajo; Dennis Macrel, batería; Don Thompson, vibráfono y Reg Schwager, guitarra ( la misma fórmula que lo popularizó por tres decadas, antes de desbandarse en 1978). Un buen Disco.
Ya consolidada en el mundo del Jazz, después de dos años de ausencia, la compositora y pianista de Chicago, Patricia Barber, nos regala ahora “The Cole Porter Mix” (Blue Note) con su estilo único y voz inusual. El álbum es nombrado “Mix” porque Patricia a tejido tres de sus propias canciones a la manera de Porter en la manufactura del álbum, que por lo demás lo constituyen sofisticadas lecturas de algunas tonadas del amplio cancionero del maestro, sin sacrificar para nada la integridad demostrada de esta valiosa artista en esta suerte de adulación de altos vuelos. Es acompañada aquí por el grupo de siempre: Neal Alger (Guitarra); Michael Arnopol (Bajo) y Eric Montzka (Batería), con el percusionista Nate Smith alternando en tres cortes y el saxofonista invitado Chis Potter apareciendo en cinco. Para quienes disfrutan de “Night Club” su álbum del 2000, entre otras maneras, los días nublados de finales de octubre, que anuncian el final de la lluvia, viendo pasar esos pájaros negros que por estos trópicos llamamos Azacuanes, pues con este álbum también.
Al menos a mí, Barber me “echó de nuevo entre la bolsa”.
Del saxofonista tenor Eli Thompson (1924-2005) se dice que llenó el vacío entre el dinamismo del swing y las complejidades cerebrales del bebop, emergiendo como uno de los principales practicantes de dicho instrumento. Un estilista por excelencia. Su apodo de toda la vida –subproducto del jersey que le diera su padre, con la palabra “lucky” cruzándole el pecho- probaría ser amargamente inapropiado: cuando tenía cinco años murió su madre y el resto de su niñez (en Detroit) lo dedicó a ayudar a la crianza de sus hermanos menores. Amaba la música, pero sin esperanzas de comprar su propio instrumento, empezó a errar aquí y allá, para ganar el dinero suficiente para comprar un libro diagramado de instrucciones sobre el saxofón. Así, aprende a leer música antes de siquiera tocar un saxo de verdad. De acuerdo a la leyenda, finalmente recibió su propio saxo, gracias a la entrega equivocada de una compañía de mudanzas; y así lo vemos -después de salir del colegio y trabajar un tiempo como barbero- unirse al grupo de Erskine Hawkins “Bama State Collegians” hasta 1943, cuando se unió a Lionel Hampton y se estableció en la ciudad de Nueva York. Apenas llegando a la gran manzana fue utilizado para reemplazar a Ben Webster durante su actuación regular en el club “The Three Deuches” –Webster, Coleman Hawkins, Lester Young y Art Tatum, asistieron al debut de Thompson-. Mientras que “lucky” (un notorio perfeccionista que raramente, si es que alguna vez, estuvo conforme con su trabajo) consideró su actuación como un desastre, rápidamente se ganó el respeto de sus pares, convirtiéndose en parte del famoso club. Luego, se unió a la big band (de corta vida) del cantante Billy Eckstine que incluía a Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Art Blakey – en otras palabras, el crisol del bebop). A pesar de ello, Thompson nunca encajo totalmente dentro del paradigma del movimiento, con su cadencia elegante y formal, con una profundidad emocional muy rara en los tenores de su tiempo. Siguió con la orquesta de Count Basie; el combo de época de Dizzy; Estrellas del Swing (Mingus y Buddy Collete, que tristemente no fueron grabados.
En 1947, regresó a N.Y. dirigiendo su propia orquesta en el famoso “Savoy Ballroom”; siguió su debut europeo en el Nice Jazz Festival y continuó caracterizando sesiones de Thelonius Monk y Miles Davis (el seminal “Walkin’ “). En su mayor parte permaneció como un acompañante, no obstante, disfrutando una fructífera colaboración con Milt Jackson, que produjo varios LP’s a mediados de los años 1950’s. Pero muchos músicos y ejecutivos de la industria, hallaron a “Lucky” difícil de tratar – era muy franco sobre lo que consideraba el injusto poder ejercido por los sellos discográficos y sus agentes-. Así, en 1956 lo vemos escapando de estos “buitres”, llevándose a su familia a Paris, donde permaneció hasta 1962. De esa época, muy activa en los estudios de grabación, data el compacto “Jazz in Paris” reeditado por “Verve”, donde se acompaña de un cuarteto y un tenteto, con el pianista Henry Renaud dirigiendo la sección de ritmos.
Tengo el gusto presentar en este blog, el último álbum ( 2007) del pianista Dave Brubeck. El álbum es considerado una pieza acompañante de “Private Brubeck Remembers” del mismo sello discográfico (2004) e igual que esa gema, el álbum es un trabajo de piano solo, donde Mr. Brubeck ejecuta con reflexión, madurez y elegancia, melodías del jazz de los años cincuenta del siglo pasado (por cierto, el período en que apenas surgía como un artista en la primavera de su juventud), de las cuales algunas son material original.
Se publica a sus 86 años, con casi 60 años de grabaciones y a casi 50 años de haber sacudido al mundo del jazz con el histórico “Time Out” (Columbia, 1959).
Dave Brubeck toca su pieza "Thank You", un tributo a Chopin, celebrando los 300 años de la invención del piano. Difundido en junio del año 2000.
Parece extraño, pero la crítica principal a este álbum (Concord,1995) es la de ser exageradamente artístico. El compacto contiene seis solos de guitarra, cuatro duetos con Ray Drummond (Bajo) y seis números en trío (Yoron Israel al piano), incluido Lotus Blossom que da título al disco (creación de Billy Strayhorn, eterno pianista de la orquesta de Duke Ellington -su sombra-y apasionado por las flores). Burrel se muestra tan enamorado de las melodías, que añade muy poco de él mismo, salvo su precioso tono. No obstante que las melodías son superiores, ninguna de las versiones son definitivas y los apacibles resultados raramente sobrepasan el nivel de música de fondo. Realmente un disco para el sosiego del espiritu.
Burell (1931) ha sido un guitarrista muy consistente a lo largo de su carrera (más de 60 años). Cool atenuado y tocando con un estilo sin cambios basado en el bop, ha sido siempre el epítome de buen gusto y swing sólido.
Tengo entendido que en la actualidad hay una divergencia entre los historiadores del Jazz, a saber: de un lado, los que todavía creen en la teoría del gran hombre (o mujer) y cuyos libros presentan siempre la misma forma: Armstrong refina el solo, lo que lleva a Elridge que a su vez lleva a Gillespie; “nace” (palabra que no lleva a ningún lado) el Be Bop en Minton Playhouse (Harlem); unos pocos capítulos al final sobre el radicalismo exterior de Ornette Coleman y Cecil Taylor; husmeo con algunas páginas sobre free jazz y fusión (afortunadamente cuento con una historia anónima más extensa, cortesía de un amigo de la blogosfera) y luego la llegada de Wynton Marsallis y los neo (no podía faltar la palabrita) tradicionalistas . Los líderes son glorificados, y las historias completas y orgánicas del hacer musical son descartadas.
Los del otro lado, consideran que de continuar de esta forma, la narración de la historia del Jazz adquirirá la dura concha del “cliché”. Y así, el Jazz está construyendo lo que los académicos llaman “historia desde abajo”, el estudio de los no famosos. Ellos presentan el Jazz de la manera que sus músicos han hablado de él, no como un asunto de eras y escuelas, sino como un guiso a fuego lento de la experiencia que tiene que ver con la identidad del Jazz como una música social.
Pero todo esto es asunto de conocedores. Hablando desde el medio o un poquito más abajo, sobre estos dos (no sé si decir grandes) hombres del Blues; el muy conocido en el ámbito del Jazz, Wynton Marsalis y el desconocido en esa misma esfera, Willie Nelson y su nuevo álbum, debo confesar que he tenido un prejuicio sobre el academicismo y la ubicuidad de Wynton, pero después de leer la reseña - en un blog amigo – de su libro “El Jazz en el Agridulce Blues de la Vida” creo que ya no, quizás por que habla del camino y es ahí donde se arreglan las cosas o porque me gusta tanto la melodía Bittersweet de Sebesky incluida en ese panegírico de una Norteamérica ideal que pretende ser el álbum American Dreams de Charlie Haden.
Desde que lo identifico, siempre me ha gustado la figura que muestra un corazón y mente abierto y los blues de Willie Nelson; y sus giras me evocan (aunque parezca no venir al caso) al circo que desde antes que yo existiera, anualmente pasaba por mi pueblo en su camino por América Central y se instalaba por quince largos días. Según supe, en una de esa quincenas, el trapecista estrella (se me antoja Burt Lancaster) vivió un romance con una dama del pueblo y de ahí vino Tono, compañero de pupitre escolar, a quien apodaban “el traido” o más afectuosamente “traidito” (giro idiomático que alude al héroe de las películas o novelas de vaqueros antes del spaghetti western, porque ahí ya no se atina quien es quien ). Desde temprana edad, el traidito instaló en la rama más fuerte de un árbol de zapote en el patio de su casa, un columpio, donde hacia sus piruetas. Cada año, Burt (ya codueño del circo) lo probaba durante dos semanas, para verificar la conveniencia de su incorporación al elenco, hasta que llegó el ansiado día y tuvo que observar primero el desplazamiento de su hermano (Burt y la dueña del circo...), competidor para el puesto. Al año siguiente, con el redoble de los tambores escuchamos, no sin cierta decepción, anunciar a Osman, el malabarista oriental. Entró con antorchas encendidas haciendo piruetas, más propias de un balletista que a las que nos tenía acostumbrados y gentilmente se acerco a saludar al grupo. Alcance a preguntarle que como se llamaba esa música que tocaba la banda. Se llama Jazz –me respondió-. Ahora pienso que, bien pudo Tono intentar un dúo de trapecistas antes de cambiar de especialidad, aunque sólo fuera para complacernos. Pero aquello era otra cosa.
La historia ha probado que Willie Nelson hace duetos casi con quien le llegue (por lo visto, siguiendo la teoría “desde abajo”) , y este álbum con Marsalis es seguramente lo más sublime que haya logrado y en todo caso, la grabación más especial en los catálogos de ambos músicos. Two Men with the Blues fue grabado sobre una aventura de dos noches en el Jazz Lincoln Center el 12 y 13 de enero del 2007. Si al inicio la pareja parece dispareja, se debe a que Wynton hace ya mucho que acarrea la reputación de purista, que ha estado firmemente contra la expansión de la definición de Jazz , todo lo contrario de Willie, que nunca encontró una frontera que no pudiera desdibujar. El motor de esta música es la banda de Marsalis (no sé si lo que Sting dejó de ella): Dan Nimmer (piano); Carlos Henríquez (tambores); Ali Jackson (bajo); Walter Blanding (Saxo); Con Nelson llevando a solamente a Mickey Raphael (armónica), suficiente para darle un sabor distinto a una sesión típica de Marsalis. Para Nelson tampoco es un territorio completamente ajeno, ya que el repertorio consta en su mayor parte de blues standards. Lindo álbum en su género.
Voy a echar otra brizna de pajita a la hoguera de la celebración de los cincuenta y tantos años (más o menos) de la Bossa Nova, seguro de que a estas alturas del juego (¿o fuego?), cada uno de los que navegamos en la blogósfera del Jazz - émulos de Sebastián Elcano -, hemos escuchado algunas de las bellas composiciones de ese estandarte del género, Antonio Carlos Jobim, aunque sólo sean las famosas “Chica de Ipanema” o “Desafinado” o “Wave”, sonando popularmente en un elevador o centro comercial de cualquier lugar del mundo. Su trabajo ha sido grabado por todas las combinaciones de instrumentos y voces, incluyendo a Sinatra (“The Lost Tapes”, se cotiza en unos cinco mil dólares en eBay, luego de ser incluido en “The 8 tracks Hall of Fame") Sin embargo, es seguro que todos tenemos algunas grabaciones de Jobim en particular o la Bossa en general, que las distinguimos, por alguna razón, entre cientos de ellas. En mi caso quiero compartir las siguientes:
Este álbum (Japanese Import – 2002) incluye once piezas, relativamente oscuras, con arreglos que combinan con elegancia el ritmo brazileño con el jazz y la rica armonía de Jobim, ejecutadas por el Trío (clase) de Edy Higgins, donde el poco reconocido pianista es acompañado del bajo Jay Leonhard y Terry Clarke (batería). En esta sesión de 1987 (DMP), el fallecido pianista Manfredo Fest, uno de los secretos escondidos de los pioneros de la Bossa, alterna entre material afro latino y originales del jazz latino. Lo acompañan: Portinho (batería), Cyro Baptista (percusión), Paul Socolow (bajo) y la vocalista Roberta Davis. Creo que el último disco grabado por Manfredo fue “Just Jobim”.
Esta entrada debió titularse 50 años de Bossa Nova o algo parecido. Siendo así, ¿por qué el titulo? tan, digamos ...vago. Pues, lo cierto es que (probablemente) motivado por: a) la noticia de la publicación en español del libro “Bossa Nova: La historia y las historias” del autor Ruy Castro, traducción de José Antonio Montano, editorial Turner, Madrid 2008 ( publicado por primera vez en idioma Portugués en 1990 como “Chega de Saudade” y revisado en 2001); b) las celebraciones sobre los 50 años de este género musical (cuya traducción en idioma español (al espíritu no a la letra) parece ser “talento para algo”), entre ellas la presentación del documental “Esto es Bossa Nova: La Historia y las Historias de Pablo Thiago (titulada en idioma Portugués ( Coisa Mais Linda –Historia y Casos del Bossa Nova”; c) la familiaridad con nombre Ruy y el apellido Castro; d) el hecho que uno de mis abuelos y un hermano se llamaban Jose Antonio e) navegar tanto en la blogosfera, enterarme de la existencia de un grupo musical, secuela de la Bossa, llamado Nouvelle Vague y que el cerebro, (según los descubrimientos de la neurociencia funciona así), haya interpretado esta última palabra como una orden; y f) mi vieja afición (que no fanatismo) por dicha música (lo más seguro, ya que como dice el tango “siempre se vuelve al primer amor”); me dio por escuchar mis viejos LP’s y así (con algunos problemas por no guardar agujas) ponerme en sintonía con la ocasión.
De la pequeña pila de discos, tomé el primero, que resultó ser “Jacaranda”, de Luiz Bonfá con arreglos de Eumir Deodato, reconocido como uno de los mejores álbumes de “Latin Jazz Fusion” de los 70’s. La tapa frontal no se sale del formato tradicional, que por ese tiempo ya experimentaba cambios significativos en el diseño de cubiertas, pero en la contratapa, puede verse el árbol a que alude el título y leerse el ensamble de los casi 50 músicos que pusieron su esfuerzo en la grabación con Bonfá y su guitarra:
Idris Muhammad, Richard O'Connell (drums) Airto Moreira (percussion) Ray Barretto (conga) John Tropea (electric guitar) Sonny Boyer (tenor sax) Phil Bodner (flute, oboe, english horn, clarinet) Romeo Penque (flute, bass clarinet, baritone sax) Jerry Dodgion (flute, alto sax) Randy Brecker, Marvin Stamn (trumpet, flugelhorn) Burt Collins, John Frosk, Marly Markowitz (trumpet) Wayne Andre, Garnett Brown, Bill Watrous (trombone) Tony Studd (bass trombone) Jim Buffington, Peter Gordo (french horn) Harry Lookofsky, Harry Cykman, Max Ellen, Paul Gershman, Emanuel Green, Harry Katzman, Harold Kohon, Joe Malin, David Nadien, Gene Orloff, Elliot Rosoff, Irving Spice (violin) Alfred Brown, Harold Coletta, Selwart Clark, Emanuel Vardi (viola) Charles McCracken, George Ricci, Alan Shulman, Gloria Lanzarone (cello) Alvin Brehm, Russell Savakus (arco bass) Sonia Burnier, Maria Helena Toledo (vocal)
Los antecedentes del álbum remiten al oleaje provocado por las grabaciones seminales de fusión jazz/rock de Miles Davis y de bossa nova/rhythm and blues de los 60’s, y de el se ha dicho que: “Talvez nadie, ni siquiera el Wheather Report de Joe Zawinul, ni Creed Taylor en CTI, se dieron cuenta del completo potencial aestético y panorámico de fusionar por igual, elementos tan disparatados, juntos en una variedad enteramente nueva, de la forma en que lo hiciera el compositor y guitarrista brasileño con Jacaranda”.
Y no es precisamente una confusión lo que se escucha, sino más bien una disciplinada amalgama de ritmos que van desde los duros ritmos afrocubanos, los más suaves brasileños, funky soul con interludios R&B, así como sofisticadas armonías de jazz. Track List
01 - Apache Talk (Luis Bonfá) 02 - Jacarandá (Luis Bonfá) 03 - Gentle Rain (Luis Bonfá) 04 - You Or Not To Be (Tavinho Bonfá) 05 - Strange Message (Luis Bonfá) 06 - Dom Quixote (Luis Bonfá) 07 - Song Thoughts (Luis Bonfá) 08 - Danse V (Granados / Adpt. Luis Bonfá) 09 - Empty Room (Luis Bonfá) 10 - Sun Flower (Luis Bonfá
- Bien Solojazz, ya puedes regresar y contar a la peña que lograste la toma del Brooklyn Bridge con que te entusiasmó Woody. Y con la cámara que transaste con el mismo RVG.
- Buena onda el viejo, Cal. Hasta me dio cambio para vacacionar otro mes aquí en la tierra de tu tío. Pero ahorita más bien pensaba en otro puente más tormentoso ¿Sabes?.
- Con que no sea el de la Virgen de la Asunción porque...
- ¿No¡ Que va. Es sólo que me vino el recuerdo de los meses que viví en esta ciudad en el 70 y pués...
- Qué.
- Que va ser, que con él vino el estreno de la película “ El Graduado”, la de Mike Nicholson y con ella la música de Simon y Garfunkel y como me gustaban mucho algunas composiciones de Art ...
- Son las dos botellas de escocés que nos hemos tomado, digo yo.
- A ver si me explico Calixto. Te conté que estaba escribiendo una serie de entradas para el blog, sobre los Arturos en el Jazz.
- Si y...
- Resulta que llegué a la conclusión que son tantos y a cuales mejores que seguir con eso sería como, guardando las distancias, “Shark”...
- A propósito, acaba de fallecer Isaac.
- Si, creo que fue un entierro muy alegre que ví pasar desde la ventana del hotel, pero se me olvidó comentartelo. Pero como te decía, creo que voy a cerrar el tema con un sacrilegio.
- No lo hagas Solojazz, eso no te lo toleraría ni Ghandi, si le hubiese gustado el Jazz.
Nacido casi ciego en 1909 y fallecido prematuramente en 1956 (de uremia), Art Tatum es considerado el más extraordinario de todos los músicos de Jazz, un pianista con maravillosa técnica que podía no sólo tocar ridículamente rápidas líneas con ambas manos (su versión como solista de “Tiger Rags” suena como un "jamming" de tres pianistas), pero estaba armónicamente,muchos años adelantado a su época.Todos los pianistas del Jazz, tienen que ver, en alguna medida con las innovaciones de Art si quieren ser tomados en serio
Tatum hizo algunos estudios formales de piano en la Escuela de Música de Toledo (Ohio) pero fue básicamente autodidacta. No obstante que influenciado un poco por Fats Waller y los pianistas semi clásicos de los 1920’s, no se ha encontrado una explicación real sobre el origen de su inspiración e ideas.
Algunos observadores lo criticaron por tener demasiada técnica (si tal cosa es posible), realizar arreglos y luego mantener los mismos para canciones específicas y por usar muchas notas; pero estas minúsculas reservas palidecen cuando se comparan con sus re elaboraciones de temas como: “yesterdays” o incluso “Humoresque”
A pesar de no ser compositor, los re arreglos de Jazz Standards de Tatum hacen que incluso composiciones musicales manidas suenen como nuevas. Suelo comprobarlo cada vez que escucho su grabación con el trío de Ben Webster: 1 All the Things You Are Hammerstein, Kern 2 My One and Only Love Mellin, Wood 3 My Ideal Chase, Robin, Whiting 4 Gone With the Wind Magidson, Wrubel 5 Have You Met Miss Jones? Hart, Rodgers 6 Night and Day Porter 7 Where or When Hart, Rodgers
Inicié este blog hace ya más de un año, de tal manera que este artículo es una suerte de “enfermérides” (jazzeo sin límite). Hoy puedo decir sin vacilar, que en esta esfera se percibe un movimiento de cambio que trae vida a una era perdida del Jazz.
Como el saxofonista Brandford Marsalis declaró en el episodio final de “Jazz”, el influyente film de Ken Burns: “el jazz parecía muerto... falleció por un momento”. Obviamente, Marsalis miraba hacia atrás, a los 1970’s, una era incierta cuando muchos músicos de jazz se voltearon al rock o funk y otros empujaron su música hacia las profundas e intoxicantes abstracciones del avant gardé. En el contexto, la frase parecía lapidaria, casi un clavo en el ataúd.
Pero, un vasto contingente de blogs (que publican en idioma español) visitados a lo largo del año, dan la impresión de un esfuerzo deliberado y conjunto para poner boca abajo esa noción prevaleciente (al menos yo me la creía). Considero no haber visitado ni el 5% de los existentes, pero si una muestra representativa (unos 20) en tres continentes: América, Europa y África. No puedo ni imaginarme la cantidad en otros idiomas (sobre todo en inglés).
No importando cuan retrospectiva pueda ser la discusión, virtualmente cada blog tiene un interés en la escena contemporánea. Y su interconexión, vía comentarios y otros medios tiene implicaciones más allá del alcance de la historia del jazz; podría decirse que preservando el pasado, este aparente esfuerzo ayuda a asegurar el futuro de esta y otras músicas. Muchas versiones traslapadas del futuro, para ser precisos.
Y no olvidar al hedonista que todos llevamos dentro. El placer de volver a escuchar, o hacerlo por primera vez y compartir tu música con el agregado blogosférico. Que no es poco, por cierto.
Husmeando en el sitio Jazz After Hours del radio presentador Jim Wlke, me encontré con que entre sus reediciones preferidas se encontraba la que realizó RVG en 2007, del álbum Clubhouse del tenor saxo del bop y hard bop, Dexter Gordon (1923-1990). Así, me di a la tarea de conseguirlo, escucharlo, investigar y fin último, contárselo a los pocos pero notables e internacionales gatos (en el sentido jazzero: amantes del Jazz) que visitan este blog.
Pues, estimados “cats”, el dicho álbum ha tenido una historia un tanto desventurada. Gordon había estado viviendo desde 1962 en Europa, pero retornó a su país por un corto tiempo a cumplir algunas obligaciones contractuales, que incluían dos álbumes para Blue Note Records. Una sola y larga sesión en mayo de 1965, presentando un quinteto con Dexter (saxo tenor), Fredie Hubbard (trompeta), Barry Harris (piano), Billy Higgins (batería) y Bob Cranshaw al bajo (Ben Tucker toca el bajo en su propia composición “Devilette”), proveyeron material suficiente para los LP’s “Gettin’ Around” y “Clubhouse”. Sin embargo, este último no fue liberado sino hasta 1979, al ser juzgado defectuoso y descuidado (en otras palabras: un desastre), y el rumor era que Gordon había usado drogas durante la sesión (lo hicieron polvo los narcóticos un año después en Europa).
En retrospectiva, según los conocedores, era un álbum sólido y si bien, tanto Gordon como Hubbard sonaban a veces extremadamente cautos, ello no arruina lo que es claramente un conjunto exitoso muy alejado del desastre inicialmente pintado. La composición de Gordon que abre el álbum, “Hanky Panky” es libre e infecciosa, mientras que la balada “I’m a Fool To Want You”, tiene un tratamiento con matiz emotivo y excitante por parte de Dexter. “Devilette” suena inmediatamente como una futura Standard, mientras que la pista de Gordon que titula el álbum es un bien desarrollado retozo adecuado a su nombre, probando que los persistentes rumores de que la sección de ritmos no transmitía un esfuerzo cualitativo en la sesión original, eran puras patrañas. Lejos de un esfuerzo fallido, Clubhouse, si bien no es exactamente un clásico perdido, puede orgullosamente sentarse entre la discografía selecta de Gordon.
Un día lluvioso de estos, mientras escuchaba el álbum Time Waits: El Maravilloso Bud Powell, hurgando en el blog “Sopa de Hielo” del músico de jazz Santiago, veía reflejada en las imágenes que caen en cascada, buena parte de la historia del jazz. Me detuve en una, la de Rudy Van Gelder, quien desde 1954 ha sido una parte integral del jazz grabado. Y es que este antiguo optometrista nacido en 1934 ha sido bendecido con una visión musical fuera de serie que lo ha llevado a ser el ingeniero de sonido de muchos de los momentos grandiosos grabados en el jazz. Tantos, que sería más fácil nombrar a los músicos que el no ha grabado que los que sí. Pero la lista corta de estos últimos incluye a: Davis Coltrane, Ellington, Rollins, Silver, Blakey, Evans, Hancock, Shorter, Morgan, Hubbard, Gordon, Montgomery, Getz (pare de contar) y por supuesto a Powell.
Es interesante conocer que la aventura de Gelder, empezó en casa (bueno, la sala de la casa de sus padres en Hackensack, Nueva Jersey) donde abrió la tienda (24 horas) y la mantuvo hasta 1959, al agotarse la paciencia de los dueños de casa, cuando grabó una big band para Creed Taylor, construyendo su propio estudio en Englewood Cliffs (mismo estado) a donde puede usted pasar todavía a requerir su presupuesto sin ningún compromiso. De cierta forma, Rudy continuó dando servicios caseros a sellos de los alrededores de Nueva York como Blue Note, Prestige, Savoy, Impulse Verve y CTI, lo que le permitió trabajar con productores como: Alfred Lion, Bob Weinstock, Bob Thiele, Bob Porter y el ya mencionado Taylor.
Pero dejemos que sea el mismo Van Gelder quien nos cuente detalles en esta entrevista sin fotos porque me robaron la cámara, realizada en su estudio de diseño propio, salvo las grabadoras, que le hiciera mi amigo Cal en reciente viaje que emprendimos juntos.
- Rudy (disculpa la confianza), ¿De donde te vino la idea de establecer un estudio casero de grabación. Sabías acaso de alguien haciendo lo mismo por esa época?
- Ahora se llamaría un estudio de proyectos. Creo que fui el primero y por eso me entregué entero. Soy un poco poeta también ¿Sabes, como me dijiste que te llamabas?
- Hablando de primeros, señor Van Gelder ¿Quién fue su primer cliente y como pasó?. Los amigos me llaman Cal.
- Y arena, supongo. Ja Ja. Fue un tipo que tenía un pequeño sello llamado Carrusel Records. Yo grabé a un organista para él...Joe Mooney, con el guitarrista Bucky Pizzarelli y el bajo Bob Carter de Hawai. Esa fue la primera grabación comercial que hice. La tonada era “Estaremos juntos de nuevo” que sonó mucho en la radio de Nueva York.
- Retrocediendo un poquito, mi simpático Rudy, ¿Cómo decidiste convertirte en un ingeniero de sonido?
- Yo nunca decidí. Sólo pasó. Estaba interesado en música, jazz en particular. Estaba interesado en grabar canciones –especialmente en averiguar como trabajaba todo- y estaba también interesado en radio amateur, que involucraba la construcción de equipo. Así que las tres cosas llegaron juntas.
- ¿Escuchaste grabaciones hechas durante o antes de que empezaras a grabar, que influenciaran la forma en que desarrollaste tu sonido?
- Estaba interesado en como hacer que la música que me gustaba sonara mejor en playback. Sentía que algo faltaba en lo que las principales compañías estaban produciendo, “sound- wise”, y asumí que era mi equipo de grabación. Así empezó mi marcha dentro de la tecnología.
- ¿Habían ingenieros o grabadores en particular, a los que escuchabas? - Los ingenieros eran anónimos. Las compañías grabadoras no tenían intención de darles créditos. Cuando grabé a Lenny Tristano, el puso mi nombre en la grabación (se llamaba “JuJu” y el otro lado era “Passtime”). Estas dos pistas (grabadas el 20 de octubre de 1951) fueron originalmente emitidas en un disco de 78 RPM. La compañía se llamaba Jazz y era propiedad de Lenny, así que podía poner lo que quisiera en el sello.
Lenny estaba asombrado por el concepto de “overdubbing” y lo introduje en el proceso y talvez por eso puso mi nombre en la grabación. El proceso era prácticamente desconocido en ese tiempo, excepto por Les Paul. Realmente hice un álbum completo usando esta técnica, con Bobby Sherwood, la orquesta líder, donde el toca todos los instrumentos. Fue para uno de los sellos Decca. En una ocasión hice un “Blindfold test” con Leonard Feather, y el trató de pillarme poniendo dicho álbum. No sabía que yo lo había grabado. Como dicen ustedes, le..
- Le diste vuelta a la tortilla, Rudy picarón. Disculpa mis quevedeanadas.
- Si, eso es. “Ju. Ju. Me gusta eso que me llamaste De todos modos lo imprimió.
- Desde el punto de vista técnico ¿Cuál fue la sesión más difícil que alguna vez grabaras?
- Con relación a la música acústica, la calidad del sonido final no es siempre una medida de éxito de la ingeniería. Alguna música mientras se realiza es balanceada naturalmente y resulta en una impresión aural placentera y...
- Será el caso de Tim Waits que le gusta mucho al amigo aquí presente.
- Yo he sido hogareño, no hombre del camino, pero como decía, otra música puede ser desagradable e incoherente. Con destreza en la ingeniería se puede hacer presentable. Esa música es difícil de grabar.
- ¿Cómo te las arreglaste con los cambios de la tecnología a través de los años?
- Con relación al stereo, ninguno de mis clientes se preocupó por eso. Estaban felices con el mono. Ya dentro de los años del stereo, los productores de jazz monitoreaban las sesion en una bocina. Yo soy el que decide hacer la movida a stereo. Por largo tiempo usamos ambos: mono y y cinta de dos pistas en las sesiones, pero ni siquiera escuchábamos a las dos pistas.
Eran grabadas como un seguro, para el futuro.
- Otra vez rimando mi querido Rudy.
- Tu sabes, no sólo de grabar vivirá el hombre. Pero como te decía Cal... tu padre debe haber sido seguidor de Tjader ¿no?. Creo que grabe algo que hizo con Getz, no muy recuerdo.
- Pues a el le gustaba la marimba y era muy amigo de don Cupertino Soberanis, pero ...
- Ah si, recuerdo algo que hice con Hutcherson.
- Finalmente, respetable maestro, creo que ya abusamos demasiado de su hospitalidad casera y sólo quisiéramos saber, mejor dicho mi amigo solojazz...
- Así que tu eres, creo que leí algo en un blog por ahí. A mi también me gusta estar solo en casa... de mis padres por supuesto ¿Sabes?. A ver amigo, ¿dime que quieres saber?
- No lo dudo don Rudy, se ve que a usted le gusta leer sobre el buen jazz. Concretamente mi pregunta es, se la voy a formular en su idioma, para entendernos mejor, luego platicamos sobre una maleta que cargo poray y que quiero vender porque aquí el dinero se hace petróleo...
- It’s O.K
- Mr. Rudolph : What is about the “Van Gelder Sound” that even 50 years later, when you are driving around in your car and an RVG recording comes on, it sounds modern and pops out at you in a way that you can´t help but get caught up in? - I just heard “The Sidewinder” on the local jazz station and the commenter said, “it sounded like it was recorded two weeks ago” All I do is try to re-create the musicians’ performance in the way that I think they want to be heard . I try to emphasize the good parts. And that’s all.
Desde la perspectiva de los tempranos 2000’s, es claro que unos pocos músicos de jazz han tenido el gran impacto en el “mainstream” contemporáneo que tuvo Horace Silver. El estilo hard bop del que Silver fue pionero a inicios de los 1950’s , es ahora dominante, tocado no sólo por músicos de su época y de una generación anterior sino por muchos que todavía no habían nacido cuando dejó de gozar (es un decir) del favor de los críticos en los años 1960’s y 70’s. Pero como es natural en todo acto creativo, las influencias son de doble vía y las de Horace se remontan a la música de cabo verde que el escuchó de su padre nacido en Portugal, pasando por Monk, Powell y Getz. En 1952 grabó para Blue Note con Lou Donaldson su primer álbum como líder y en 1953 unió fuerzas con Art Blakey para formar la banda The Jazz Messengers, un hito en el desarrollo de lo que llegó a conocerse como hard bop. El 26 de octubre de 1964 es fecha memorable en la historia de Blue Note Records, tanto porque Silver firmaba el LP Song for My Father, como porque se alcanzaba el pico de una discografía ya considerada clásica en el género. Silver fue siempre un maestro a la hora de balancear ritmos “jump” con armonías complejas para producir una mezcla única de no pertenencia (a este mundo cruel, se entiende) y sofistificación; parte de ello viene de la fascinación – que según dijo alguna vez- sentía por los ritmos y modos lejanos a su entorno – . El toque bossa de la clásica for My Father, por ejemplo, o el tema Calcuta Cutie, con sabor a lejano oriente, o el ritmo y sonido tropical de ¿Qué Pasa? así lo hacen sentir en este álbum. Detalles como estos alteran el sonido toral de Silver, justamente lo suficiente para que le salga la clase, lo cual explica porqué el álbum llegó a ser un preferido. El album incluye también la standard del hard bop “The kicker” del saxo tenor Joe Henderson. Recomendable en cualquier colección de Jazz. Está disponible en mininova y se puede descargar por la plataforma libre de Vuse (antes azureus).
-Esto es el colmo, primero compraste la tarjeta de crédito internacional porque querías pedir el disco ese del estudio en café, o como se llame. Las posibilidades de aprovechar mejor la finca que dejó tu abuelo deberías estudiar, en lugar de estar perdiendo tu tiempo con tu amigote jubilado Cal, que te metió en el coco el rollo del jazz. Al menos escuchen pop y no bop -
-Study in Brown, Chan please, del maestro de la trompeta Clifford-
-Si, el que dices que murió joven. Gracias a dios por que si no. ¡Y no me llames así, que suficientes asiáticos tenemos ya¡ -
-Cariño, por favor, que un pajarito me contó que así se llamaba la esposa de Birdy. Y en eso estamos con la finca, ya que el café, bien lo sabes, apenas está saliendo de la crisis y ahora con las lecciones aprendidas, no podemos confiarnos en el monocultivo, así que las sombras que dejó el abuelo, dado que no funcionó lo de la venta de oxigeno, se convertirán, tanto en odres del café gourmet que posiblemente podremos negociar directamente con starbrooks, en una especie de trueque por discos de jazz, ahora que están comprando los catálogos de los sellos importantes; como en marcos finos para los diez mil y pico long play de jazz que tiene Cal, con lo que cubriríamos el mercado interno por unos 10 años o eventualmente los negociamos con los señores estos que te digo. Todo depende. Luego, si las proyecciones de las negociaciones de los acuerdo y tratados de comercio laterales y multilaterales están dentro de lo normal, sembraremos plátano y banano como sombra y así sucesivamente, iremos maximizando el uso de recursos disponibles hasta tener la finca integrada ideal. Pero eso sí, empezaremos de inmediato con la tecnología informática. Y sí, ya lo sé, ¡poco pop y mucho bop¡, pero para eso, perdona la indiscreción, estoy preparando la selección por año de las pop estándar que espero entregarte el próximo catorce de febrero y de paso se la rempujamos también a los señores brooks, para una serie que podrían titular “The best pop standards ever and forever known” o algo así, ya que parece que compraron Verbe. Así que ya ves que no es lo mismo el tiempo perdido que la pérdida del tiempo -
-Y revólver que revolver. Primero lo de la tarjeta, después el perro Clifford, que ni ladró cuando los ladrones vaciaron la casa... -
-Pues seguro los confundió con kool and the gang. Le gustaba tanto el jazz al pobrecillo-
-Pero no te bastó tampoco pedir los libros del fotógrafo ese, Anselm o cualquiera sea su nombre-. Ahora me vienes con ... -
-Adams querida, el ... -
-No me interrumpas y no ve vengas de nuevo con lo de la onda adánica y esas tonterías. Debí suponerlo todo desde que te conocí, tomando cerveza hasta en canasto y oyendo cantautores, trovadores, rockeros y leyendo babosadas. Te lucía en los setentas, es cierto y me gustaba verte tan... no se como, pero ahora mi Jim... ¡por favor¡ -
-Aquello era una ondita meditativa, DD, esto del jazz es más serio, casi grave, en el sentido Heidegeriano. A ver si te enteras que la envergadura de la obra de un maestro del jazz es casi inconmensurable, como la de un clásico . Deberías ver las películas de Allen, que por gusto pedí la colección a Amazon -
-Si tu lo dices. Pero te digo algo, eso de hipotecar la finca para irte con Cal a Yosemite para tomar la misma foto que tomó el señor Adams, me parece sencillamente ¡absurdo¡ -
-Moon rise and half dome, se llama. Y lo sería, definitivamente, si no fuera porque pararé en San Francisco para visitar a la cría en Stanford. Después de cuatro años de enviarle remesas, debe ya haberse doctorado, al menos en ciencias ocultas-
-Siendo tuya, lo más seguro es que la encuentres con un easy rider and some flowers in her hair. Pero bueno... -
-No lo descarto, esa onda fue muy fuerte y podría tener efectos retro. Pero piensa también que de repente Cal logra contactar a Jeff, el fundador de Concord, ya te conté que alguna vez que vino de vacaciones lo entrevistó, para un programa de radio. Lo más seguro es que haya pasado, como dicen por allá “away”, pero Bussines are bussines y saltan cuando menos te lo piensas. El conoce mucho eso del jazz from the pacific coast y algo más se le ocurrirá en el punto. Además estoy analizando la metodología y técnicas de compra de música por internet publicadas por un amigo de la blogósfera y creo que me ahorraré buena pasta. Ya me conoces, prieta, analizado el riesgo, cuando tomo una decisión, la tomo. Ultimadamente por fin encontré mi verdadera vocación en la fotografía y en algún punto hemos de empezar a recorrer el camino que nos lleve a conocerla, de pies a cabeza. Allá Cal con el Jazz y sus complicaciones que a algún lado han de llevar, yo casi cerré el telonius con el asunto, ahora sólo escucho-
-Its up to you, darling. A propósito ¿Cuánto me dijiste que te costó la camarita yinyan? Ciao and god bless you Mr. Roseware-
-Gracias por tu comprensión, te prometo que esta aventura se va a convertir en un happening, ahora confirmo con Cal y voy a por los preparativos-
-Definitivamente Cal, el proyecto de reparar y llevarme el auto de mi padre para venderlo como antigüedad, no es viable-
-Ya lo creo, si de algo sabés vos es de proyectos. Sos algo así como el Metheny del tema. No quiero ni pensar en lo que vas a hacer con todo el conocimiento que estas acumulando conmigo. Ya casi tenés todas la herramientas, sólo te falta el talento-
-No te metas con Patt que puedes salir trasquilado-. By the way, no me has traído el último número de Jazziz, sobre todo el CD y te estas haciendo el loco con los cuadernos, que para serte franco, ya no me sirven de mucho con la información que se manejan los cuates de la blogosfera y con este golpe de timón que le voy a dar a mis aspiraciones artísticas. Aunque, aquí entre nos, me da cierta... como decirte, I’m becoming blue, porque ya estaba tomando cierta fama en el medio. In any event, creo que les van gustar las fotos que le pienso tomar a los Four Freshmen de la tercera generación cuando vuelvan a fin de año a cantar Christmas-
-Me encanta escuchar tu acento británico, me recuerda al de Borges. Y no te olvides de la Pequeña Compañía y de Iglesias Jr. que vienen tres veces al año. Estando tan cerca, por lo menos deberían traer a Infanzon-
-Al de Infante talvez. Por cierto, ¿sabés lo que sabía ese tipo de habanos?, además de lo que ya se sabe que sabía, por supuesto. Lamento no haber descubierto mi vocación antes que viniera Salinas, pero de todos modos, si compro la entrada desajusto lo de la cámara y ya sabemos a que llevan esas reflexiones -
-Yo no fumo y no me vayas a contar otra vez lo del gato offenbach –
-De acuerdo pecado, busca algo allí que suene a preparativos de viaje, sólo voy a la tortillería flat de la esquina y luego le entramos a los chicharroncitos frescos con guacamol y el respectivo-
-Ya sé cual querés, pero no presumás ante el señor alcalde-
-Si, siempre me olvido de tu erudición, a ver si al regreso me cuentas de nuevo lo que dijo Crouch sobre el Charlie temprano-
-Andá, pluma parker Bucowsky-
-Disculpa la tardanza pero esperé las salidas del comal. Valió la pena este lujo de muñecón. Además me gusta disfrutar del ambiente, con humo en los ojos. No agarres las de abajo que yo como de último-
-Mejor prepara la maleta que dices que usó tu abuelo materno cuando se embarcó en Bilbao a principios del siglo pasado . La puedo negociar a través de mis amistades del West Coast para que se la obsequien a Sonny Rollins-
- No te puedo asegurar porque recaló primero en Cuba y además no se la vendería ni a Coleman, si viviera para rogarmelo -
Y finalmente aquí estamos, Cal y yo, parados junto a docenas de personas a lo largo del filo del área de descanso llamada “Túnel View”, viendo como las curvilineas rocas de granito danzan en la línea del horizonte, tratando de capturar la escena que Anselm logró en 1960. Docenas de personas paradas a nuestro lado, con el mismo objetivo: esperar el momento perfecto en que la luz de la luna se eleve sobre el horizonte y golpee los monolitos del Yosemite.
-Sabes Cal, me siento como en casa, ya todo lo conozco a través de los lentes de Adams. Eso que ves a la izquierda, que parece la más alta es la roca del “Capitán”, hoy en día meca de los escaladores y las que se arquean en el centro son los domos: el mediano y el centinela y esas como espirales a la derecha de la catarata Bridalvei son las llamadas catedrales, y...
-Si, algo de eso vi y lei en la revista Life en español, ayer cuando fui joven. Mejor toma tu foto cuanto antes y obten tu propio half dome and moon rise, que ya quiero volar a California por mis contactos y ver si de paso consigo las grabaciones pirata completas del west coast , que grabó, no se sabe como, Sir Francis Drake-
-Lo que no sabes Cal, es que el chinito ese a mi derecha con el maletín que esconde una parafernalia fotográfica y el gigantón de la barba roja con el aparato raro son astrónomos que han rastreado el nanosegundo exacto en que la luna ascenderá y se aproximará al domo en la misma forma que cuando lo captó Anselm, este preciso día-
Sólo Monk puede ofrecernos estos cortes pianísticos sin adornos. Como si poseyera la historia del jazz en sus manos, las grabaciones y actuaciones de cada fase de su carrera permanecen puras. Los componentes que hicieron a Monk un compositor, arreglista y especialmente miembro de banda sin compromisos, son evidentes en cada nota que toca. El disco incluye, tanto originales del maestro, como varios cover de estándares del pop, que aquí se convierten en rapsodias sin acompañamiento (I’m confessing) o en piezas maestras del bop (Every thing happens to me)
Una retrospectiva más completa (1962-1968) de Thelonius en esta vena, se presenta en: “The Complete Columbia Solo Piano Recordings”