La librería del Congreso guarda la mayor colección pública de grabaciones de sonido y transmisiones de radio de los EE.UU, con unas 2.5 millones de ellas, representando casi todos los formatos. Una donación de la corporación Carnegie en 1940, ayudó a crear el laboratorio de grabación que ahora trabaja para preservar y proveer acceso a colecciones de audio significativas y en riesgo. En 1963, la librería adquirió la colección de la Voz de América que incluía más de 50,000 cintas y discos de eventos culturales (musicales y otros). Relacionado con el jazz, la adquisición incluía entre otras, las colecciones de Ella Fitzgerald, Charles Mingus, Milt Hinton, Gerry Mulligan, Carmen McRae, Bill Taylor, Charlie Barnett y las famosas historias orales de Jelly Roll Morton que datan de 1936.
En sus tareas cotidianas de procesamiento sistemático, catalogación y preservación del material de la VOA, una fría mañana de febrero del 2005, mientras practicaba para entrar en calor, unos pasos de swing entre un montón de cintas de acetato esperando digitalización, Larry Appelbaun (supervisor de sonido del laboratorio) pateó una caja de carretes rotulados a mano como “Carnegie Hall Jazz 1957” y llamó su atención uno que se salió del paquete y tenía la nota T. Monk y la lista de melodías en la parte de atrás. Al escucharla, Larry reconoció a Monk y a Coltrane y su corazón se aceleró. Acto seguido, llamó al profesor de jazz Lewis Porter, autor del libro “John Coltrane: his life and music” quien por esos días trabajaba en la revisión del “Coltrane reference book”, para contarle de su hallazgo. El profesor, luego de consultar con Amiri Baraka, escritor de jazz y autor del libro “Later Trane” y con Ashley Kahn autor del libro “Kind of blue: the making of Miles Davis masterpiece”, le confirmó que las grabaciones correspondían a un concierto en el Carnegie Hall con motivo del día de acción de gracias el 29 de noviembre de 1957 y a beneficio del “ Morningside Community Center en Harlem - al cual ambos consultados habían asistido- , y que nunca habían sido publicadas.
La cinta fue inmediatamente restaurada por Michael Cuscuna y T. Monk Jr., y publicada en un compacto de 51 minutos con mucho éxito. Una revista de gran circulación semanal llegó a titular el encabezado principal como “ El equivalente musical del descubrimiento de un nuevo Monte Everest”. Y otro: “La última definición de un clásico”.
Pero más importante es escuchar a un John Coltrane seguro y en su mejor forma después de haber pasado 4 meses con Monk, absorbiendo por completo sus complejidades y sistema musical multivalente. Queda claro desde la pista inicial “Monk’s mood”, donde la pareja toca en dueto, que Trane está moviéndose en lo suyo y que Monk está sintiendo esa seguridad en su entrada casi barroca a la tonada. En general un grupo con swing duro, que también incluye al baterista Shadow Wilson y al contrabajista Ahmed abdul Malik, quienes saben cómo obtener lo mejor unos de otros.
El pianista Red Garland (1928-1984) juntó en una mezcla, influencias usuales de su generación (Nat Cole, Bud Powell, y Ahmad Jamal) dentro de su propio distintivo enfoque, que a su vez también influenciaría a pianistas de los años 60's. Empezó tocando el clarinete y el saxo alto cambiándose al piano a los 18 años. Durante los años de 1946 a 1965 trabajo constantemente en Nueva York y Filadelfia apoyando a grandes jazzistas de la época como : Charlie Parker, Coleman Hawkins, Lester Young y Roy Eldridge, pero todavía permaneció en las oscuridad. Esto cambió cuando se convirtió en miembro del quinteto clásico de Miles Davis Quintet (1955-1957), encabezando una sección de ritmos que también incluía a Paul Chambers y Philly Joe Jones. Después de dejar a Miles fundó su propio trío y su primera grabación para "Prestige" en 1957 fue el álbum "Soul Junctión".
A continuación se puede escuchar a un muy relajado Garland, en el maratónico blues solo de 16 minutos incluído como primera pista del álbum mencionado, que nombra esta reedición en compacto y es quizás su aspecto más memorable. Con solistas invitados como el saxofonista John Coltrane y el trompetista Donald Byrd, más el apoyo proveído por los otros miembros del trío: el bajo George Joyner y el batería Art Taylor, Red se luce también con otros blues clásicos.
No se ahora, pero en una imaginada blogósfera del Jazz en 1960, alguien por estos días pudo haber escrito en su blog, algo como "Lo que nos dejó el año viejo", mencionando que fue el año con la mejor cosecha de la década. No sólo porque superó el promedio anual de 9 melodías sobresalientes, reportando 16, sino porque con excepción de dos de ellas: "My favorite things" (Rodger y Hammerstein) y "The best is yet to come" (Cy Coleman y Caroline Leight), el resto fueron escritas por los mismos grandes músicos de la época.
Entre ellas, Miles Davis nos legó estas tres joyas:
Mientra que Horace Silver y Jobim nos dejaron un par cada uno:
“On Green Dolphin Street” fue introducida como tema principal de la película de MGM (1947) del mismo nombre, basada en el libro de la novelista británica Elizabeth Goudge (1944) "Green Dolphin Country", de poca aceptación por la crítica de la época. Dos densas horas con veinte minutos protagonizadas por Lana Turner, Van Heflin, Donna Reed, Richard Hart y and Frank Morgan en Nueva Zelanda. Tiene de todo, mucho quizá para una sola película: conflictos familiares, triángulo amoroso, un tsunami, phatos y bhatos (sea eso lo que sea). Ganó el premios de la academia por efectos visuales y de sonido. "On Green Dolphin Street" es también el título de una novela de 2003, escrita por Sebastian Faulks, en la cual la heroína escucha a Miles tocando la canción como fondo, cuando ella se muda al "Greenwich Village" (NY) en 1960.
En 1947, con una cadena de canciones exitosas y temas de cine tras él, Bronislau Kaper fue contratado para escribir la pista de sonido de la mencionada película. Sorpresivamente, el tema no fue un éxito inclusive con la letra de Ned Washington. Sería una década después de la grabación de Miles, cuando se establecería como una clásica del Jazz. Versión definitiva a paso lento cortesía de Davis con trumpeta muda, John Coltrane al saxo y Bill Evans al piano.
Un día de Abril 1935, Duke Ellington y su orquesta introdujo “In a Sentimental mood.” Grabada en el sello Brunswick y presentando a Otto “Toby” Hardwick (alto saxofón), ya en julio la composición trepó a los primeros puestos de la cartelera pop. La melodía gozó una ola de popularidad en los 30's, sobre todo una versión de Benny Goodman y su orquesta en 1936. En la era de la radio, fue el tema de por lo menos nueve shows. A pesar de que el Duke tiene el crédito de la música, Ervin Mills y Manny Kutz de la letra, se dice que Toby debería ser reconocido más alla de su performance introductoria. Esto porque en la biografía de Ellington, James Lincoln Collier comenta que las ideas centrales de casi todas sus canciones, se originaron en la cabeza de alguien más. Entre otras señala “Sophisticated Lady,” y “Prelude to a Kiss” como adaptaciones de melodías de Hardwick. Quien sabe, pero más allá de todo ello, hay pocas dudas sobre la versión definitiva.
Esporádicas ráfagas (de viento) que ya anuncian por aquí el cambio de temporada y algunas hojas que caen, me hicieron recordar que me había olvidado del querido Johnny Hartman (1923), un tipo que sin llegar a ser el más distinguido cantante de Jazz del siglo pasado, ganó fama póstuma (1983) como el más afectuoso en el ámbito de las baladas. Y en esta madrugada templada, veo apenas, la luna que se esconde, y siento al Johnny (“el crooner negro”), reclamar a tiempo lento lo suyo, con su voz de barítono acompañada por una sutil y desconocida orquesta.
Johnny, francamente hablando, nunca estuvo como para llamarle “La Voz”, pero sí, algo que lo asemejara, cantando hermosas baladas desde el corazón.
Dio lo mejor en “John Coltrane & Johnny Hartman”, (“Impulse”, 1963) una hermosa colección de baladas.
También cantó acompañado del no tan distinguido pero excelente saxofonista Illinois Jacket.
El polifascético Sammy Davis Jr. lo presenta en su show para cantar una de sus baladas preferidas.