Ya no tengo muy
claro lo que me movió a mudar mis huesos a la gran manzana un día de octubre de
1969,pero sí recuerdo que al regreso,
casi un año después, traía un maleta llena de variopintos vinilos, entre ellos
uno que me dio vergüenza devolver a la biblioteca de la ciudad por lo rayado
que estaba de tanto escucharlo.Lo presenté entre las amistades como un trofeo
que demostraba mi conocimiento del jazz y mis dotes de investigador. Pero, ¿Por qué los grandes del jazz han de ser
vistos con desdeño cuando buscan otras opciones? Los rockeros, por ejemplo, son
puestos por la nubes cuando expanden su universo musical. ¿No es acaso el jazz
el sonido de la sorpresa?
En fin, que nunca
falta el que conoce y te dice que sí, que Oscar Peterson es de los grandes pero
con sus tríos históricos y que Klaus Ogermann es un arreglista para grandes “crooners”
como Frank.
En todo caso, siempre tuve la idea de compartir este “Motions
& Emotions” de mis recuerdos, y aunque el viejo vinil ya no gira sobre sí
mismo con continuidad, gracias a la
tecnología del RIP, rescato estas melodías:
La deliciosa “Sally´s Tomato”, de Mancini (“Breakfast at
Tiffany”), introduce al escucha a una ola cálida que surge de la flauta de
Ogerman y de los dedos danzantes de Peterson.
"Yesterday" y "Eleanor Rigby", por aquelllos días el mejor "cover" de los de Liverpool, es una trasformación por Klaus, de
la simpleza de Ayer, a un generoso ritmo de samba, al que Oscar responde con una
juguetona y casi espiritual reflexión del tono de esta familiar melodía.
Eleanor por su parte, logra la lectura más “blues” del álbum.
Con “Sunny”, el arreglista logra los efectos de una película
de acción que espero me saquen del letargo en que me tienen sumido estos
últimos “Foggy days”.
El saxofonista Benjamin Francis Webster (Kansas City 1909-Amsterdan 1973) es considerado uno de los tres grandes tenores del swing, junto con Coleman Hawkins (su principal influencia) y Lester Young. De Ben se ha dicho ya casi todo y en esta oportunidad solamente quiero referirme a su álbum "King of the Tenors" (Verve, 1956), como uno de esos que puede escucharse con frecuencia de un tirón, varias veces, en toda la extensión de sus 10 cortas baladas (11 si se tiene el compacto que incluye como bono la versión sencilla de "That's all"); es más, siendo exigentes, pueden seleccionarse sin temor a equivocarse, tres de ellas, como muestra del profundo,carrasposo y a veces brutal tono que lo caracterizó. Lo acompañan en esta aventura, perlas como Oscar Peterson (piano), Benny Carter (saxo alto), Harry "sweets" Edison (trompeta), Ray Brown (bajo) y los guitarristas Barney Kessel y Herb Ellis. Frescura y vitalidad increibles en esta producción de Norman Granz, a pesar de haber ya trascurrido más de 5 décadas.
Esta es en esencia, la misma versión del álbum que produjo originalmente el sello “Norgranz” en 1954, y “Verve” en 2003, ambos con el título "Lester Young with the Oscar Peterson Trio". El “trío” fue en realidad un cuarteto con Barney Kessel, guitarra, Ray Brown, bajo y J.C. Heard, batería. De tal manera, que están por escuchar (y bailar si gustan) algo de un soberbio quinteto de Jazz, y uno los discos más ricos en melodías del “mainstream” en su momento. Lester haciendo milagros con su saxo tenor, coronando con una surrealista e irreverente rendición de "It Takes Two to Tango," ,última pista en esta tercera y misteriosa versión del álbum, donde como en los dos anteriores, canta por primera y única vez.
Motivado por la última entrada del blog de Esther Cidoncha sobre el saxofonista Benny Carter con magníficas fotos de 1994., revisé mis discos para ver si encontraba algo del maestro. No tengo nada de Benny como líder, pero me reencontré con el excelente compacto “The more I see you” firmado por el pianista Oscar Peterson (Telarc, 1995) acompañado, como no, por Carter y por los también maestros de sus respectivos instrumentos: Clark Terry (trompeta) y Ray Brown (bajo). Lorne Lofsky (guitarra) y Lewis Nash (batería) complementa al grupo de estrellas.
Fue el primer disco grabado por Peterson después de sufrir un severo ataque al corazón en 1993, cuando se temía que no volvería a tocar profesionalmente, pero con dos años de terapia intensiva el maestro regresó para sonar casi como en su mejor forma; y Benny a sus 87 años suena como en 1940, cuando ya se pudo haber retirado como una leyenda del Jazz; y Clark a sus 74 años prueba ser uno de los más finos trompetistas (con más de 70) de todas las épocas, mientras Ray, un año más joven (68) que Oscar, despliega su típica energía ilimitada (en algo nos parecemos).
“Yo estaba allí sentado, temeroso y admirado” relata Oscar cuando se le pregunta sobre los dos días de grabación. ¿De qué? “Ver a Benny y a Clark y oir esos sonidos viniendo de ellos, siempre me impresiona”.
Por problemas para cargar algunas melodías de dicho álbum, sólo incluyo un par de videos más o menos de ese tiempo en Europa (Varsovia y Paris.
El pianista Oscar Peterson como un tributo a Frank Sinatra toca con su trío (Ray Brown-bajo y Ed Thigpen-batería) una docena de canciones asociadas con el cantante en versiones facilmente audibles y con una duración menor a los 6 minutos. A la sazón se trata de un álbum (A Jazz Portrait of Frank Sinatra) del sello Verve grabado en 1959 y publicado en 1962. No es uno de los esenciales del trío pero tiene swing y se disfruta.
A sus 78 años, Previn, después de una década nos brinda su último álbum: Alone: Ballads for Solo Piano, en el cual refleja su deuda con maestros del piano como Art Tatum, Erroll Garner y Oscar Peterson, en formas que su trabajo con tríos y combos no le permitían. Su técnica, impecable como siempre, mostrando ese toque lírico super refinado y un sofisticado sentido del color. El álbum contiene
1 Angel Eyes 2 Second Time Around 3 André's Blues 4 Darkest Before the Dawn 5 What Is This Thing Called Love 6 Night and Day 7 Bewitched, Bothered and Bewildered 8 I Can't Get Started 9 My Ship 10 Skylark 11 I Didn't Know What Time It Was/Ship Without a Sail 12 It Might as Well Be Spring 13 You're Gonna Hear from Me
Que se sepa, a ninguno de los pianistas aquí mencionados, les robaron el instrumento con el cual hasta la fecha nos deleitan sus grabaciones (talvez por el volumen, o porque no acostumbraban dejarlo recomendado, aunque se ha sabido de grupos a los que les han robado todo el equipo) . Viene esto al caso, porque otra novedad en la música, es esa expansiva moda de nuevos instrumentos musicales fabricados en serie que, tal como los “jeans” rotos y descoloridos, llegan a las manos de adolescentes con golpes, con raspones, con ralladuras y pátina, mera apariencia de una larga vida en los escenarios. Incluso hay modelos que imitan a la perfección el dañado cuerpo de guitarras o bajos legendarios, armas sentimentales que en manos de estos titanes pasaron mil y una aventuras para lograr su estado bellamente envejecido. Valga un ejemplo.
A principio de los años ochenta, Jaco Pastorius, según muchos, el más grande bajista de todos los tiempos, solía tocar en el parque Battery de Nueva York, a la orilla sur de Manhatan. Para ese entonces su bipolaridad había alcanzado grados tristemente disfuncionales y sus amigos le daban la vuelta para no pasar malas experiencias a su lado. De ser uno de los músicos más respetados alrededor del mundo, pasó a convertirse casi en un pordiosero, que entre delirio y delirio tocaba por limosnas.
Pues bien, cuenta la leyenda que un día, estando en tal parque, llamó a su colega y posterior biógrafo, el periodista Bill Milkowski, para pedirle un favor. Cuando éste llegó, a regañadientes, Jaco arrastraba su bajo en pésimas condiciones, en un estado febril que minutos más tarde lo llevaría a nadar hasta la Estatua de la Libertad, de ida y vuelta, frente a los ojos atónitos de su amigo, a quien fue encargado el instrumento momentáneamente. Esta y otras anécdotas cuentan la cantidad de veces que Pastorius depositaba su instrumento en la confianza ajena, hasta que un día, finalmente, desapareció para nunca volver a sus dedos.
La tristeza del bajista fue mucha. Puso letreros anunciando su pérdida y ofreciendo recompensas, como lo haría el dueño de una mascota amada, pero nadie respondió. Claro, se trataba del instrumento de un hombre histórico. Y así duró, más allá de la muerte del bajista, perdido durante décadas, hasta que hace muy poco alguien lo recuperó de quién sabe dónde y presumió en internet. Los estudios dicen que es el verdadero. Pieza venerada, se trata de un bajo golpeado por los años a manos de un ser genial que incubó ángeles por la presión de sus demonios.
Y la historia no para ahí. Basta ingresar a sitios como Youtube.com para ver lo que dueños y dependientes de tiendas alrededor del mundo hacen para engañar (¿satisfacer?) a su clientela. Ahí se atestigua el arte del envejecimiento inmediato vía limas, lijas, martillos, desarmadores y líquidos corrosivos, sumergiendo en la confusión el verdadero y preciado mercado de los instrumentos antiguos también conocidos como vintage.
Lo bueno es que, detrás de la fachada y sobre el escenario, hay que seguir probando con gracia lo que vive en las moradas del alma. Ahí no hay herida (aunque a André no se le nota mucho) que pueda fabricarse sin sustancia, ni engaño que dure doce compases de un blues.
Los años 30's y 40's fueron generosos en melodías del jazz latino que ahora son consideradas jazz standards, entre ellas: "Bahia" (1938) de Gilbert Ray y Ary Barroso, en el video 1 interpretada por Ellis Regina ;"Brasil" (1941) de Ary Barroso, en el video 2 interpretacion propia; "Flamingo" (1941)de Theodor Grouya, en el video 3 interpretada por Duke Ellington; "Perdido" (1942) de Juan Tizol, en el video 4 interpretada por Oscar Peterson; Tico Tico (1943) de José Gomez y Aloisio Oliveira, interpretada en el video 5 por Paco de Lucia y "Manteca" (1948) de Chano Pozo, en el video 6 interpretada por Gillespie y Samborn en vivo.