martes, 1 de noviembre de 2016

Bob Dylan

Después de varias semanas de silencio relacionadas con la aceptación (o no) del Premio Nobel de literatura , Dylan –de acuerdo con noticia publicada en la sección de arte y entretenimiento  del  Washington Post en días pasados- ha respondido a las llamadas telefónicas de la Academia Sueca .  Resultó que,  para alegría de sus seguidores,  Bob aceptó.  Aunque algunos esperan que cante en la ceremonia de investidura “Masters of war” dedicada al inventor de la dinamita, la industria de armas SAAB (patrocinadora del Nobel Prize Group, según dicen) y no sé cuántas cosas más.

  


En fin, que ya la Fundación Nobel  pegó una nota en su sitio web el viernes pasado, declarando que el elusivo cantautor había telefoneado para decir, lacónicamente; “Las noticias acerca del Premio Nobel me dejaron mudo”,  agregando,  “Aprecio mucho el honor”.

miércoles, 30 de marzo de 2016

La voz de Bengala


No se refiere esta entrada a algún competidor del recordado Sinatra.  Nada que ver. Trata de Rabindranath Tagore, quien murió en 1941 a la edad de ochenta años.  Tagore es una figura del tamaño de la torre más alta en la actualidad, que no ha podido ser derribada de la milenaria literatura de Bengala; y hablan los que conocen esta larga y floreciente tradición, del impresionante poder  que todavía mantiene la presencia de Tagore en Bangladesh y en India. Su poesía, como sus novelas, cuentos, obras de teatro y ensayos  son ampliamente leídos. 

En contraste, en el resto del mundo, especialmente en Europa y América, la excitación y entusiasmo creada por “Gitanjali”, una selección de su poesía, por la cual fue premiado Nobel de literatura en 1913 (cuando el swing iniciaba), se ha ido  desvaneciendo; al punto que ya en 1937 (con el swing en su apogeo), Graham Greene (el escritor y diplomático inglés)  fue capaz de decir "As for Rabindranath Tagore, I cannot believe that anyone but Mr. Yeats (el poeta inglés que lo tradujo) can still take his poems very seriously."

Aunque, algunas ocasiones especiales como este famoso concierto de 1971, lo recuerden indirectamente,


 
las canciones que Tagore compuso reverberan aún, alrededor de la parte más al este de India y atraviesan Bangladesh. Por algo, después de su independencia, India escogió una de sus canciones "Jana Gana Mana Adhinayaka" (traducida rudamente como “el líder de la mente de la gente”), como su himno nacional.
 
 

Ya que Bangladesh escogería más tarde otra canción de Tagore "Amar Sonar Bangla" (mi Bengala de oro) como su himno nacional, es el único que alguna vez  haya compuesto el himno nacional de dos países diferentes. 
 
 
 

martes, 12 de enero de 2016

Una de Perros.


 
Termino  un año y comienzo el otro recordando viejos tiempos.   Parece ser cierto eso de que con los años se activa la memoria lejana y se ralentaliza -vaya palabra- la cercana.  Transcurridos 12 días ya me va pareciendo  lejano el año ido. Y qué mejor que empezar con el siempre celebrado Frank, quien de perros nada, pero de recuerdos mucho y de cantar ni hablar.
 
 
 
La música, como bien lo saben sus amantes, es el mejor transportador.  A veces te deja estancado en  un tiempo y un lugar.  En este caso, que creía cerrado desde el año pasado por cierto, la Ciudad de Nueva York, 1969.  Fue allí donde me apareció sonando en la radio un grupo de rockeros, hoy casi olvidados y que ahora recuerdo con este primer éxito, escrito por Harry Nilson;
 
 
y luego, 46 año después, niños desobedientes con mami, vienen a este blog con este otro éxito;
 

 
 


Los chicos decían haber tomado el nombre  de la expresión australiana que describía las bajas temperaturas nocturnas "entre más fría la noche, más perros se necesitan para mantenerse calientito mientras se duerme " (the colder the night, the more dogs needed to keep warm while sleeping).
 
Pero, (cuando no la música que te transporta de una rama a otra de las artes)  unos años antes, en la misma ciudad, el escritor John Steinbeck sólo necesito uno, el simpático poodle francés llamado Charley, para emprender un viaje por la union americana, con el propósito de escuchar el habla de la norteamérica real, oler (y quien sabe si también saber) la hierba y los arboles, ver los colores y la luz.  
 
Y logra transportarnos.  Como la música.  Debería haber una canción que lo recuerde.