viernes, 19 de septiembre de 2014

Goodbye Sample


Joe Sample, quien se convirtió en estrella del jazz en los 1960s como pianista de “The Jazz Crusaders”  y una estrella más rutilante todavía, una década más tarde cuando empezó a tocar el teclado eléctrico y el grupo simplificó su nombre a “The Crusaders”, murió hace una semana en Houston. Tenía 75 y la causa según su administrador fue mesothelioma.

El grupo compuesto por  el  tenor saxofonista Wilton Felder y el baterista Nesbert Hooper empezó actuando como “The Swingsters” cuando estudiaban la secundaria.  Luego, Sample conoció en la Texas Southern University al trombonista Wayne Henderson, al bajo Henry Wilson y al flautista Hubert Laws, quienes se agregaron al grupo que cambió su nombre a “The Modern Jazz Sextet”.  Lo suyo era la muscular y “bluesy” variación del bebop conocida como hard bop.

La banda trabajó en el área de Houston por varios años pero sin mucho éxito hasta que se mudaron a Los Angeles y cambiaron su nombre a “The Jazz Crusaders”, una referencia al baterista Art Blakey y su seminal ensamble del hard bop “The Jazz Messengers”. Su primer album, “Freedom Sound,” (Pacific Jazz label, 1961), vendió bien y su producción fue prolífica el resto de la década, mientras actuaban para audiencias entusiastas y la bendición de los críticos.

 En los tempranos 1970s, cuando la audiencia del jazz declinaba, la banda cambio de nombre,  esta vez significando un cambio en su dirección. Mientras su sonido aumentó con teclado, guitarra y bajo eléctricos, su nombre disminuyó de “The Jazz Crusaders” a simplemente “The Crusaders”.  Su primer álbum bajo el nombre “Crusaders 1,”  ( Blue Thumb label. 1972);  con 4 composiciones de sample, un sonido más funk, más énfasis en ritmos bailables y la adición de canciones pop de “The Beatles” y otros en su repertorio, “The Crusaders” molestaron a muchos críticos pero expandieron su audiencia.  
En realidad para Mr. Sample, enchufarse no fue un gran paso.  Su fascinación por el piano eléctrico se remontaba al momento en que vió al gran Ray Charles tocando uno  en un programa de televisión en 1955 (luego en 1963 se compró el suyo), según cuenta en este video:




Tampoco tuvo problemas cruzando fronteras musicales:  criado en Houston había escuchado y disfrutado toda clase de música. Incluyendo blues y country.
Recordadas son sus declaraciones de 1985 a “Los Angeles Time“:

“Unfortunately, in this country, there’s a lot of prejudice against the various forms of music. The jazz people hate the blues, the blues people hate rock, and the rock people hate jazz. But how can anyone hate music? We tend to not hate any form of music, so we blend it all together. And consequently, we’re always finding ourselves in big trouble with everybody.”
Bueno, la verdad es que nunca tuvieron problemas con el público comprador de discos. “The Crusaders” grabaron numerosos álbumes de éxito y un sencillo Top 40: "Street Life"
que llegó al número 36 del Billboard pop chart en 1979.  Sample escribió la música y Will Jennings la letra, que fue cantada por Randy Crawford.


Por esos día Joe prosiguió su carrera solo ( que habia dejado olvidada desde 1969 cuando grabó “Fancy Dance”), con éxitos melosos de pop jazz como este:




Su socio fundador de los Crusaders, el trombonista Wayne Henderson, había muerto 5 meses antes de diabetes, dejando para el recuerdo del grupo esta melodía:
 

viernes, 8 de agosto de 2014

Los Mariachis de Charles.


En 1958, el contrabajista, compositor, pianista y director de big band, Charles Mingus (Base militar en Nogales, Arizona, 1922- Cuernavaca, México, 1979), pasaba por un período muy triste por la muerte de su primera esposa  y en pleno viaje  desde Los Angeles a Tijuana en búsqueda de un esperado sueño para olvidarla.  Un camino inverso al de la búsqueda del siempre presente “sueño americano”.
Pero ni siquiera aquel salvaje y completamente abierto poblado –donde por aquellos tiempos, lo peor que podía ocurrirle era recibir una buena …paliza-,  lo hizo olvidar los blues que había llevado dentro.  Así que, una noche, botella de tequila, sal, limón y bailarina sonando las castañuelas sobre la mesa, decidió al menos beneficiarse musicalmente de esta experiencia, y  junto con Danny Richmond, saxofonista de su banda que lo acompañaba, salió a vagar por las calles seguido por mariachis tocando alegremente sus guitarras, bajos, saxos y trompetas.  Y así, de taquería en taquería.
 


La experiencia fue escrita y compuesta por Charles en el camino de regreso e incluida en este álbum.


martes, 18 de marzo de 2014

Citas memorables.

Puede leerse en Wikipedia que el tema de las citas musicales en general, no es más que la práctica de citar directamente otro trabajo igual en una nueva composición; y que la cita puede ser de la misma obra del compositor (auto referencial) o de la obra de un compositor diferente (apropiación). Algunas veces la cita se hace con el propósito de caracterización, tal el caso del uso que Puccini le dió en su opera “Madame Butterfly” a “The Star Spangled Banner” en referencia al teniente Pinkerton (personaje estadunidense); o el uso que le dio Tchaikowky a los himnos nacionales de Rusia y Francia en la obertura 1812 para describir una batalla entre la armada rusa y la francesa. 

En las performances del jazz, las citas han sido también una tradición, especialmente en la era bebop.  Charlie Parker, Miles Davis y Sonny Rollins son especialmente afamados entre los aficionados al jazz por su adicción a las citas, que en este género musical revelan otros propósitos, como en este caso, donde el entonces joven Rollins cita un pasaje de “Anything you can do, I can do better”,  enviando un mensaje señalado a Parker, quien moriría como dos años después, y que en esta sesión (1952) soplaba por segunda vez el saxo alto.  
 
 
 
Y para celebrar con unos días de anticipación la llegada del equinoccio, que mejor que escuchar al  inolvidable Charlie, citando el “Rito de la Primavera” de Igor Stravinsky en su solo sobre “Repetición” en la grabación de Lover Man (Verve records), que hiciera suya la también inolvidable Billie Holiday.  
 
 

domingo, 2 de febrero de 2014

El Sermón de Jimmy

El próximo 8 del presente mes hará 9 años de la partida del genial organista del jazz Jimmy Smith.  Tenía 74.  Pero apenas 6 cuando empezó a estudiar piano y sólo 25 cuando le dedicó de lleno su energía al órgano Hammond hasta legitimarlo como instrumento del jazz (sobre todo del soul jazz) con su célebre “Sermón” grabado en 1958 para el sello “Blue Note” del legendario  Alfred Lion, quien había quedado impresionado de verlo tocar con pasión el Hammond B3 acompañado solamente por una guitarra  y una batería, impulsando al grupo con sus líneas de bajo impetuosas tocadas con los pedales del instrumento y explorando toda una gama de sonidos.

 "The Sermon" es un caso emblemático. Su extensión (más de veinte minutos), con su intensidad a tope y el poderoso impulso que transmite lo convierte en una música hipnótica.  Fue grabado en los estudios Manhattan Towers de Nueva York en dos días diferentes y con un elenco de lujo (Lee Morgan en trompeta, George Coleman en saxo alto, Curtis Fuller en trombón, Eddie McFadden y Kenny Burrell en las guitarras y Donald Bailey en la batería).  Demuestra su gran capacidad como compositor y como instrumentista, desplegando en tan sólo tres temas  una gama de rítmica y sonidos inigualables, heredadas de uno de sus maestros, el pianista Horace Silver, al que homenajea con este álbum.  Detrás de este disco también está toda una figura de la grabación en el  jazz: el ingeniero de sonido Rudy Van Gelder.
 

domingo, 19 de enero de 2014

Una dama del canto.



 
Está por cumplir 77 años la cantante nacida en Chillicothe, EE.UU el 20 de febrero de 1937 y casualmente encontré en días pasados en la sección de discos de esas megatiendas de usado este elegante álbum de tres compactos.  Me pareció bien mencionarlo en esta bitácora, en tiempos en que se añoran damas (y caballeros como los de antes, empezando por el de la triste figura).

Nancy probablemente no pudo haber escogido momento menos oportuno para embarcarse en su carrera de cantante.  En 1959  al nada mas cumplir la mayoría de edad, patrocinada por el famoso saxofonista Cannomball Adderley firmó un contrato de grabación con el sello Capitol, de donde se originan las 60 melodías incluídas en este triple. 

Todo parecía propicio: joven, bella, inmensamente dotada para la vocalización y lista para alcanzar la distinción expresiva, era quizás la más fina interprete del repertorio de la balada estándar de su generación.  La única cosa equivocada, según los conocedores, fue el "timing".  Estaba "off" y por más de unos pocos años.  Claro, una cantante entrando a las grandes ligas de la música pop en la era del rock and roll que venía ya pisando fuerte desde principios de aquella fabulosa década.  Pero sin duda, guardó la compostura y muchas siguieron su ejemplo.