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jueves, 23 de junio de 2011

Toots



Toots Thielemans (1922) introductor de la armónica cromática como instrumento de jazz parece no tener competidores desde 1950. Empezó a los tres años tocando el acordión, pero su reputación inicial se la ganó como guitarrista influenciado por Django Reinhardt, terminando con la armónica a los 17. Limpiando closets encontré este blues.




No se cuanto más durará esta mudanza.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Un sobreviviente.

De acuerdo con David Hajdu, autor de varios libros sobre cultura y música -entre los últimos "Lush life". La biografía de Billy Strayhorn-, los artistas influyentes, algunas veces hacen click en la conciencia del público, solamente después del auge del movimiento que han influenciado, y que una escuela de trabajo creativo emerge , con aparente espontaneidad y orígenes oscuros al principio. Luego, dice, con atención a los artistas de esa escuela, viene el reconocimiento de sus influencias, sus antecedentes y mentores. Después de Pollock, de Kooning y coetaneos de posguerra, se estableció el expresionismo abstracto y la precursora importancia de la iconoclastía de Kandinsky en la preguerra, fue clara

Utiliza el ejemplo para explicar cómo ha surgido a través de los años de la presente década, una hola de música altamente expresiva más concernida con las emociones que con el oficio y el virtuosismo; una música informal y elástica opuesta a a lo que que se supone sea el Jazz. Implacable, la llama “post-Marsalis”, en el sentido de dejar atras el cánon conservador del Jazz de los 90's. Entre estos músicos estarían los pianistas Brad Mehldau, Ethan Iverson (del trio "the Bad Plus"), Jason Moran y Vijay Iyer. Y singularmente, entre los pioneros de su arte, el largamente irreconocido innovador de este transfronterizo e individualista Jazz del siglo XXI, el pianista y compositor Fred Hersch. Nunca gran estandarte y sin interés en la publicidad (lo siento), Hersch ha sido una feroz pero no asumida presencia en la escena jazzistica de Nueva York, desde que se mudo a la ciudad a los 21 años en 1977. El cuerpo de su trabajo es un manifiesto del jazz contemporáneo - 45 álbumes como solista, compositor y líder de banda-.

El Jazz — una música energizada por las tensiones entre tradición e innovación; entre cooperación y expresión individual — ha pasado por múltiples fases a través de los años, desde que Fred empezó a tocar profesionalmente hace más de 30 años. Ninguna le ha interesado particularmente. Se le conoce como un artista indiferente a los géneros y a las modas músicales, pero infatigable en lo suyo, sea lo que sea. Su determinación de hacer cosas a su modo, se intensificó considerablemente desde principios de los noventas, cuando hizo público su diagnóstico de SIDA .

Mientras la sensibilidad de la cual fue pionero ha florecido, el mismo Hersch ha sido escuchado muy esporádicamente los últimos años. La razón es que por su salud empeorada, cuando hasta su compañero de hogar pensaba que sería la última vez que lo vería, fue sometido a una terapia intensiva. Ahora, a sus 54 años, parece que por su casi irracional rechazo a aceptar sus problemas, se ha restablecido y el año pasado publicó en la primavera un compacto -concierto con su "Pocket Orchestra", el verano otro en solitario (“Fred Hersch Plays Jobim”) y en diciembre participó con su trío en el Festival Internacional de Buenos Aires. El mismo día de su concierto, pero a la tarde, el pianista Fred Hersch dictó una clínica destinada a músicos argentinos. Luego de escuchar atentamente a un trío, dijo: "Cuando se toca en trío, cada persona es un tercio de la foto. Si alguno resalta más, la imagen se desequilibra". Eso se vinculaba con otro de sus comentarios: el imperativo de dejar espacio.