Esporádicas ráfagas (de viento) que ya anuncian por aquí el cambio de temporada y algunas hojas que caen, me hicieron recordar que me había olvidado del querido Johnny Hartman (1923), un tipo que sin llegar a ser el más distinguido cantante de Jazz del siglo pasado, ganó fama póstuma (1983) como el más afectuoso en el ámbito de las baladas. Y en esta madrugada templada, veo apenas, la luna que se esconde, y siento al Johnny (“el crooner negro”), reclamar a tiempo lento lo suyo, con su voz de barítono acompañada por una sutil y desconocida orquesta.
Johnny, francamente hablando, nunca estuvo como para llamarle “La Voz”, pero sí, algo que lo asemejara, cantando hermosas baladas desde el corazón.
Dio lo mejor en “John Coltrane & Johnny Hartman”, (“Impulse”, 1963) una hermosa colección de baladas.
También cantó acompañado del no tan distinguido pero excelente saxofonista Illinois Jacket.
El polifascético Sammy Davis Jr. lo presenta en su show para cantar una de sus baladas preferidas.