lunes, 14 de diciembre de 2009

De magos y cabarets

Debo confesar, no sin cierto rubor, que de cabarets, a principios de los 60’s, mi virginal oído musical solamente estaba familiarizado con el sonido que salía de las cantinas de mi pueblo - ampliadas y mejoradas (de cierta forma) gracias a la actividad aparejada al desarrollo de la infraestructura vial-; y despertaban un mundo lleno de lujuria entre los parroquianos que veía salir tambaleantes o literalmente volando para finalmente aterrizar sobre el rústico empedrado. Conocidos la mayoría de ellos (los parroquianos), siendo las excepciones aquellos que bajaban los domingos o días de feria del cerro o subían del litoral y en pueblo pequeño… pues, uno tarde o temprano se enteraba del panorama completo y le cogías sin saberlo, el gustito al melodrama, drama y tragedia.



Ya en la capital, las cosas cambian, el oído adolescente se agudiza y llegas a la mayoría de edad con cierta preparación para distinguir de que se trata el género musical, un clásico y esas cosas. Y así, de pronto puede uno encontrarse cómodamente sentado (dependiendo) en una sala de cine teatro grandota, con una bolsa de poporopos, o una tostada de guacamol, o mascando chicle o las tres cosas (o ninguna si te has hecho acompañar de la chica seria a la que quieres conquistar), esperando que empiece la función. Liza –le dirías a la chica, suponiendo que este fuera el caso-, la protagonista, es hija de Judy Garldland que participó cuando niña en otro clásico del género, muchos años antes (puede que respondiera “Vincent, me ha contado mi mamá…”).





Pero la función empieza en el “Kit Kat Club” del Berlín de 1931 con sus juergas nocturnas, su banda de vientos femenina, sus…y estas tentado de contarle a la chica lo que previamente te han contado, pero la experiencia te dice que no se vale, a menos que quieras enfrentarte a una situación embarazosa con las parejas vecinas al denunciar al mayordomo por anticipado, sin los pelos de la mula como prueba.



Al final, dices como quien no lo ha ensayado, “no es una película que muriera de ganas por verla, pero admito que es buena, por el papel estelar de Liza Minelli. No es tan solo un musical, sino una historia de amor, también habla de amores prohibidos, y todo en medio del auge del movimiento bélico; pero sobre todo, la banda sonora es perfecta para un musical y espectáculos de este tipo, muy acorde con la película, muy larga sí, pero no se hace nada pesada y entiendo que es un clásico del cine musical”. Y ella: “Tampoco es mi tipo de película, pero es buena, me gustó más una de las viejitas que pasaron por la tele que se llama ‘West side story’, siempre gracias por invitarme”. “De nada”.

8 comentarios:

Esther dijo...

Poporopos? Guacamol?

Hombre, el mejor bailarín de todos los tiempos, Fred Astaire! Vincent Minnelli, Liza Minnelli, hoy lujo.

Pero, al final ligaste con ella?

Besos enormes Armando!

Doctor Krapp dijo...

Lo bueno que tienen los blogs es que puedes desplazar aquí todo aquello que no te atreviste a contar a la chica de turno.
"Cabaret" refleja muy bien aquel extraño mundo de la Alemania prehitleriana donde todo era posible: una libertad política y de costumbres realmente inaudita donde el cabaret se hermanaba con una literatura pujante, un cine espectacular -un recuerdo para mi mentor el Dr. Caligari-,un teatro como el de Brecht o Max Reinhardt realmente moderno o un arte como el de la Bauhaus o el de los pintores expresionistas portentoso. ¿Y que decir de la ciencia alemana del período? Un auge donde ya estaba sembrada la semilla del ocaso, algo que se denota incluso en las letras de las canciones. Y ese Michael York como turista accidental...

Armando dijo...

Poporopos=palomitas de maiz; Guacamol=pasta de aguacate, Esther. De verdad un lujo estas gentes, ya no hay. Fijate que al final, unos amigos me llevaron a bailar a un club nocturno y después se lo contaron y eso no muy le pareció a la chica y ahí se acabó todo.

Besos de azucar.

Armando dijo...

Muy cierto, Doc; si me hubiera atrevido, creo que le hubiera dicho todas esas cosas entendidas que tu dices y quien sabe si ahora estuvieramos celebrando 37 años de casados. Ese Michael York me robó la identidad por un buen tiempo.

Saludos

Doctor Krapp dijo...

Te pido mil perdones si mi comentario ha resultado algo pedante, Armando.

Armando dijo...

De ninguna manera, Doc. Un necesario complemento a la entrada, como siempre ocurre con tus comentarios.

Troglo Jones dijo...

Es que se te ve cara de parroquiano de cabaret, Armando.

Salud.

Félix Amador dijo...

Lo cierto es que es una película que desde el principio encendió pasiones (de todo tipo).

Muy bien traído.