“Come Rain or Come Shine”, es la melodía central en el musical “St. Louis Woman” estrenado en el Broadway de 1946, con música de Harold Arlen y letra de Johnny Mercer y ambientado en el Missouri de 1898. Se dice que mientras muchos de los grandes compositores usaban notas repetidas como un medio para crear tensión y enfatizar armonías, Arlen, como regla, no era uno de ellos , sin embargo, esta pieza no sólo es una rara excepción sino que podría muy bien ser la campeona de las notas repetidas entre las jazz estándares del tope. La historia revolotea alrededor de una mujer que quiere romper su relación con el propietario de un club nocturno al haberse enamorado de un Jockey ganador (los pequeños jinetes eran apetecidos por aquellos días). El show duró solamente 113 presentaciones en cartelera. Al querer ser llevado al cinematógrafo por MGM, Lena Horne rechazó el papel protagónico alegando le ofrecían un papel que detractaba la dignidad de la raza, poniendo a los negros cien años atrás. El álbum con el elenco negro original desapareció sin haber sobrevivido ninguna grabación orquestal. Afortunadamente para aquellos interesados en el tema (los norteamericanos que quizás por ser el Jazz el equivalente a su música clásica todo lo registran), el equipo del “New York Encores” resucitó la obra después de una amplia labor detectivesca (Decca Broadway, 1998).
En realidad no todo estaba perdido. El talentoso e inolvidable trompetista Clifford Brown, en el Paris de 1953, como miembro de la orquesta de Lionel Hampton, estaba en el estudio con un pequeño grupo de de compatriotas de la banda, tocando arreglos de Quincy Jones (también miembro). Y así, quedo esta ilustración de su inventivo genio.
En 1959, otro genio, Ray Charles dejaba este ejemplo de la canción como vehículo para cantar baladas con un sentimiento swing acompañado de coro soprano, arreglo de cuerdas y un pequeño pero sutil ensamble de jazz con sabrosas apariciones del trombón de Bob Brookmeyer.
Ya un año antes, Art Blakey y sus Jazz Messengers de entonces : Bobby Timmons, Lee Morgan, Benny Golson y Jymie Merritt, dejaban estos dramáticos solos.
El gran corazón jazzero del Alto saxofonista Art Pepper también dejó sus latidos en esta conmovedora lectura de balada con emoción genuina.
Con la ayuda del contrabajista Scott LaFaro y el baterista Paul Motian, el pianista Bill Evans reinventa la melodía, con un toque discordante pero sensitivo. Años después la volverían a interpretar en memoria de Scott, con Chuc Israel sustituyéndolo.
9 comentarios:
De los grandes standards, Armando. Me recuerda, entre otros, a Sinatra. Y a Sarah, claro.
Abrazos.
Esas grandes standards, normalmente le entrabann a uno hasta por los poros, por las ondas radiales con los/as grandes vocalistas, Troglo. En este caso como en la mayoría nunca faltaron las versiones de Frank, Ella,Sarah, Billie, Bennet, Mat Monroe y otro par por ahí. Luego venían(y siguen viniendo) las sofisticaciones: Evans, Art, Pepper Etc. Con el agregado del placer que da el seguir escuchándolas, enterado del origen y otros detalles, incluído lo que tu llamas sobredosis. Lo que te puedo asegurar es que las versiones que estan en este post son lo mejorcito, sólo faltó una swingeante de Wes.
Abrazos.
Adoro a Ray Charles of course y no hace falta hablar de Clifford pero me quedo con las versiones de Bill Evans y esa conmovedor de Art Pepper. Opto pues por la sofisticación lírica de esos dos monstruos.
Estamos de acuerdo, Doc. A pesar de lo que dices de las otras versiones ( la de los messenger aunque no la mencionas me parece muy bop para la melodía) me quedo con la de Evans (con Scott, la compenetración de ambos es irrepetible) y la de Art.
Hola Armando, estupendo post sobre este hermoso standard de jazz. Me quedo con la de Clifford Brown, sin desmerecer a las demás, pero tengo un particular aprecio por ese gran trompetista.
Saludos
Mi versión favorita es la de Art Pepper, profunda e intensa, como el título del disco. Bill Evans y su trío me han fascinado. Y es que el tema da para mil interpretaciones distintas. Clifford por supuesto siempre me maravilla. Todas las versiones son buenas y con toques distintos. Una de las cosas por las que me gusta el jazz es precisamente por esto. Mil personalidades es igual a mil versiones y cada una sabe bien diferente.
Un fuerte abrazo, Armando.
Hola Esther y Héctor (que bien tenerte de vuelta): La verdad es que cuesta decidirse por una versión de estos grandes maestros del Jazz, cuando interpretan standards tan atrapadoras como ésta, que dan hasta para elegir por el momento preciso en que se escuche; es lo bueno del Jazz. Y hay muchas más versiones también excelentes, Aunque siempre uno tiene sus preferencias.
Abrazos.
“Come Rain or Come Shine” es un temazo y gracias por desvelar su origen. Para mi todas las versiones son buenisimas; pero no voy a ser quien escurra el bulto: Me quedo con la de Bill Evans, pero solo "por una cabeza" (como creo que decia Don Carlos Gardel en uno de sus tangos... ¿Era él u otro? )
Lo más probable es que lo dijo LePera viendo el sufrimiento de Carlitos al ver derrotado a su caballo y se consolara cantándolo como tango, como solo él supo hacerlo, Kuto. Lo cierto es que el jinete no era el que originó esta bellísima melodía, que sincerándonos, una vez en mis tiempos bohemios me hizo llorar, tocado por una pianola en un hotel de Schenektady, Nueva York, visitando la General Electric, donde por cierto vi de lejos a Kurt Vonnegut. En fin, tu sabes que por una cabeza... todas las locuras.
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