…dera musical de entonces, sin embargo, la zurra que nos propinó el viejo quelonio (pueda ser que los años hagan diferencia) con su aseada respuesta –como trapeador sin estrenar- a tan pueril comportamiento: “abusadillos los niños” acompañada de una extraña carcajada “¡rag, rag, rag ¡, como relincho, resultó al final un progreso.
Sentadito, desde el instante en que el laborioso roedor abrió la puerta del doctor, hasta que pasó de vuelta diciéndome “te espero en Kloster campeón”, ya había pasado por mi mente el recuerdo de Demis (el quelonio) abriendo otra, la de su hermano mayor -de la que colgaba el banderín emblema de su pandilla, “La Gota Rebalsante”- al que llamaba cariñosamente “Chak”, y adentro, colocando un vinilo en una radiola nueva (o parecía) casi al unísono se volteaba su hermana menor y chasquenado los dedos empezó a danzar, barriéndose por las cuatro esquinas, (juro que era igualita a Rita) mientras nos explicaba “Se dice que “Amor sin Barreras” son dos películas. Una, la dirigida por el coreógrafo (toda la parte musical); y otra, la dirigida por el Director –chasquea y chasquea- que adapta el nudo argumenta de la eterna historia de amor –deberías llamarte Julieta- . Por esta razón –sigue danzando nena- una sería soberbia –más-, mientras que la otra –y más- como una… ..Tranquilo nené –me dijo- y regresó el brazo a su lugar. La verdad de las cosas –concluyó el “big Brother”-, es, que esas dos partes, de existir, se abrazan a la perfección en este musical clásico, pero, san…bla, bla, blá.
Ya en Kloster, empezamos observando la similitud del lugar con nuestra añorada “Cabaña” y sus tarros de cerveza de 10 centavos. “Todo es relativo, vos. Se te va a enfriar la cerveza.” Con el énésimo tarro derramando espuma, ante la perpleja mirada de la muchachada de la mesa vecina, trataba de explicarle al amigo, mis hallazgos. “Ya vas a empezar con tus muladas. Se te va a entibiar la cerveza. Así la toman los germanos. Ve que bonita documental” … “Teoricamente muy sencillo, entender a Stan, tu. No me digas”
“De hecho me recuerda la aversión que sentía por la milpa madura, cuando observé –por vez primera- en la finca de la vieja santa (¿María?) que vivía frente a casa, la ceremonia de tapisca, rápido le hallé el ritmo al sonido de las tuzas y el gusto al atol - La sustanciosa polenta del lejano oeste garibaldiano-, y al sólido totoposte del cercano oriente, más tarde. Aún hoy, una extraña sensación me recorre al estrujar el envoltorio de la melcocha antes de botarlo. De los usos del olote, esa mazorca pelada, subproducto final, tu sabes más, caro castor"
Menudo final de pouster. Doblado de cansancio, babiando la corbata (aquel), trabado en la pantalla, fantaseando con ver aparecer la colina de Stan, donde estaba El Teatro Lincoln (yo). Que cosas. Ya me empiezan a doler las articulaciones por la cerveza. Creo voy a ponerme a llorar. Sí, a llorar. Voy a ponerme a llorar
7 comentarios:
Es reconfortantes pensar que West Side Story en esas magníficas versiones de Stan Kenton pueden suscitarte encontrar una puerta de entrada a tu pasado. Algo parecido a lo que les sucede a los jóvenes, y no tan jóvenes, actuales con la célebre Grease aunque está parezca un chiste al lado de aquel monumento maravilloso.
Me encanta tu forma tan personal de escribir y las palabras que utilizas, Armando!
Una bella historia con buena música.
Un beso!
Si, los musicales son una buena vía para suscitar recuerdos del entorno que viviste en cierto momento. En el caso de este, quizás el músical más "caliente" que se ha hecho, que ata magistralmente a través la música y la danza compuesta por los geniales Berstein y Sonheit (lírica) una trama social que gira sobre "las pandillas" de la época, obviamente, dependiendo del interes personal en el tema se puede pasar y hacer una parada, viajando desde Verona y el dramático romance de Romeo y Julieta hasta uno de "maras" por aquí o grupos marginados que no sé como les llamen, allá. Si se conoce el contexto más se disfruta escuchar por ahí una de las infinitas versiones que se desprendieron de "Maria", "Tonight" o "Somewhere" . Para otros sera "Grease" o "Stayin Alive" que al que vió y analizó "West side story" le parece un chiste, pero no por eso deja de entender (o por eso entiende) a una dama treintañera (por decir algo) que llora al escuchar y recordar a los Bee Gees. Sobre como se quiera recordar y contar en un blog, yo todavía no entiendo bien que quize emborronar, pero leo que le gustó a Esther, hola, un beso, tan chula, y eso es mucho, viniendo de alguién que sabe de buena música, danza, coreografía y algo en que de plano estamos de acuerdo los tres: de amor.
Con la versión de Stan Kenton, los mismos productores admitieron despues de escuchar una muestra, no haberla utilizado en lugar de la filarmónica, en la película.
A propósito, la vida sigue su marcha en todos lados, acabo de leer que un día como hoy (1981)murio trágicamente Natalie Wood y un reconocido coreógrafo y diseñador de musicales en los 40's y 50's, Busby Berkeley, que participó, entre unas 25, en "The Kid from Spain", "Cinderella Jones" y "Lady Be Good".
Uf! He visto muchos musicales de Busby Berkeley, magníficos. Gran coreógrafo y habilidoso director de cine. Hubo una época que me fascinaba ver sus complicados, estilizados y 'glamourosos' números musicales.
He encontrado en Wikipedia este párrafo que resume excelentemente bien la labor de Berkeley:
"Berkeley fue famoso por sus elaborados números musicales que incluían complejas formas geométricas. Sus trabajos requerían un gran número de showgirls y elementos para imitar un efecto de caleidoscopio. Comenzó como director de teatro, al igual que otros directores de cine. A diferencia de otros directores, creía que la cámara debía tener movimiento, y filmó desde ángulos inusuales para el público de esa época, tomas que no podían ser obtenidas en otro tipo películas. Es por esto que su rol en el género de los musicales es tan importante."
Trabajó también con la famosa nadadora Esther Williams.
Otro abrazo!
Gracias por la información. No sabía lo de Esther, Esther, otra vez me vuelvo a sentir Tarzán.
Abrazo con "bejuco".
Parece que la cerveza tenía una dosis de kentonina, amigo. Es lo que tiene Kloster, que puedes encontrarte a Rita chasqueando los dedos. Y siempre hay que acabar los conciertos con propiedad, con ese concierto para acabar todos los conciertos. Y derramar una lágrima porque se acabó.
Salud.
Eso mismo me decía ayer el Castor, paseando por la "Vía Crudis", Troglo.
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