Consejo del viejo Viscachia
Hace unas tardes, sentado en la atorada sala de espera del oftalmólogo al que me refirió el facultativo general de la clínica 12 (mi viejo compañero el Tortugón), pabellón de los jubilados de la seguridad social; absorto en la lectura de un (para mí) borroso folletín informativo de la presbicia, de pronto me sacaron de las tinieblas un par de palmaditas -¡Clap, clap¡- en la espalda y una voz emocionada exclamando "¡vos "monte", siempre brincando donde menos se espera. Comprá progresivos, hombre¡"
Restregando estos cansados ojos que tanto han llorado y lloran y lloran en un rincón, a causa de una pantalla plasma, poco a poco fue tomando forma lo que ya esperaba: un rostro regordete en el que se empezó a dibujar una sonrisa, dos afilados dientes, una incipiente barriga cervecera, un velludo brazo cargando con dificultad una inconfundible maleta de visitador médico y otro igual remeciendo un muestrario de colirios.
Era el buen "Castor", un miembro -junto con "Tortugón", "Tepescuintle (+), "los cochinitos" (3-1), "Chuchón" (?) y no recuerdo cuantos especímenes más- de la rica fauna que poblamos el "cole" en los 60's; quien sigue siendo (ahora lo compruebo) una especie de vehículo inconciente que me transporta a terrenos insospechados, de forma casual y transitoria.
Fue él, quien en 1963 (antes todo tardaba más en llegar) me invitó a ver - ahhh ¡juventud divino tesoro!- el ahora clásico musical, a un cine de su barrio (por cierto de muy mala reputación aquellos días y de alguna fama internacional por una documental, ahora) cuyo portero, su primo el "Pollón", nos permitió una admisión sin restricciones ni reservas de cualquier índole.
Horas después del mismo viernes, escamoteándole tiempo a los estudios -a manera de "jam session" -según nos explicó el primo en su momento - escuchábamos en su casa la cinta con la música de Bernstein/sondheim y el elenco original.
El lunes -patente lo tengo- le sonamos la caparazón al "Tortugón", narrándole las delicias del bello romance "veronesco" marca "big apple", suspirando por Natalie (yo) y por Rita (aquel). Todo gracias a un portero salido de los marcos convencionales. Pero para nuestra sor...
7 comentarios:
La magdalena proustiana convertida en un "un rostro regordete en el que se empezó a dibujar una sonrisa, dos afilados dientes, una incipiente barriga cervecera, un velludo brazo cargando con dificultad una inconfundible maleta de visitador médico y otro igual remeciendo un muestrario de colirios". Es fantástico y más si eso te da pié a que pongas algo de los inmortales autores de American Woman y alguna cosilla más.
Interesante relato has hecho Armando, la música que has subido del conjunto The Guess, me ha echo recordar con nostalgia mi época veinteañera.
Un cordial saludo,
Interesante tu comentario a estos garabatos, Doc. No lo había visto así. Bueno, ya conoces mis dificultades para caminar por esos senderos que tu has hecho en viajes redondos. Guardo un Lp del Who con el vinyl irrecuperable por los trazos de la aguja, como reliquia. ¿Y la de Pedro?. Se dice que Gabo añoraba haberla escrito, y sentía el cosquilleo de ponerla en algún lugar. insertarlame picaban las manos
Si yo te contara, Hector. No pensé te gustara mucho, tu tan metido en los estudios y el Bop como debes haber estado como estudiante y lo sigues estando como académico. Me alegro que el relato activara tu nostalgia. Me motiva a continuarlo. Vamos a ver si las nuevas gafas y algunas gotas ayudan.
Saludos
Bonito cuento con suspense, amigo. Tenías el cole lleno de animalitos de todo tipo. Siempre me gustó el lado oeste de la vida. Puede que la vista necesite unos arreglillos, pero el oído lo conservas bien.
Saludos.
Que va¡ Troglo, después del intento siempre se quedan quietos, esperando un jalón del otro lado. Que no de orejas, eh. Si, es un lado seductor el oeste, se me hace (siempre la condena metafórica) el que buscó el loro en tu "La fuga" ...la querencia, disolverse en tu regazo. Y no es cuento lo de los arreglillos, de hecho ya estan calibrando los nuevos vidrios y el Doc. que además de optometrista es otorinolaringólogo me recomendó descansar lo más que pueda la visión cercana (+) y ejercitar cuanto pueda la visíón lejana sin las gafas (-) por la miopía, para mantener la distancia del horizonte o algo así. Y unas gotas para despejar los oídos. Algo complicadillo, pero ahí vamos.
Saludos
Qué bien escribes, eres un poeta Armando "Monte". ¿por qué te llamaban así?
Siempre sufrí en el colegio, nunca me gustó. Tampoco lo recuerdo con cariño ni tengo ganas de recordar mi colegio. No es que me pasara nada especial pero no me sentía a gusto.
West Side Story siempre me ha gustado mucho. La época que escuché Pedro Navaja lo recuerdo viviendo en Barcelona mientras estudiaba danza contemporánea. Esa época sí fue bonita.
Al final, te compraste los progresivos? Vamos todos camino de ello.
Un fuerte abrazo!!!
Uno nunca sabe eso, Esther. Supongo que una combinación del apellido con la imagen que le sugerí a algun compañero ocurrente por los irsutos remolinos que se formaban en el cabello y mi conducta cerril. Buenos recuerdos en su mayoría.
Un Beso
Publicar un comentario