Gracias a mi (llass) blog favorito, he visitado sitios interesantes. Jazz Ceuta, por ejemplo, un blog con una proyección social respetable y para quien “no todo en la vida es música , pero la música esta en todo lo vivo”; en una entrada con motivo del día del libro, reproduce el escrito del autor Augusto Monterroso (quien por cierto, con el humor que lo caracterizó, alguna vez dijo, refiriéndose a las sorpresas en la cancha literaria “en literatura nada está escrito”): La fe y las montañas. Dicha lectura me trajo el recuerdo de su ensayo: Sobre la Traducción de Algunos Títulos, ya que, como se sabe la traición del traductor es tema recurrente en su obra.
Ahí, el autor advierte desde el inicio, que el tema no se refiere a las divertidas equivocaciones en que con frecuencia incurren los traductores. Más bien, explica las dificultades que tuvo la primera vez que trató de traducir algo: “en media página me encontré consultando el diccionario en no menos de cinco ocasiones...estamos en un mundo de traducciones del que hoy ya no podemos escapar”
También sostiene que es mejor leer a un autor importante mal traducido que no leerlo en absoluto. Pero con la traducción de títulos de obras es más riguroso, ya que considera que los cambios que algunos experimentan al pasar de una lengua a otra generalmente no son errores del traductor. En ningún país de lengua española (dice) habrá quien ponga por título Odiseo al Ulysses de Joyce. “Alguien de la editorial no se lo permitiría. A manera de ilustración, al final del ensayo da los siguientes ejemplos, que considera menos comunes:
”1). La importancia de llamarse Ernesto. En este momento no recuerdo quién lo tradujo así, pero quienquiera que haya sido merece un premio a la traición. Traducir The Importance of Being Earnest por La importancia de ser honrado hubiera sido realmente honesto; pero, por la misma razón, un tanto insípido, cosa que no va con la idea que uno tiene de Oscar Wilde. Claro que todo estaba implícito, pero se necesitaba cierto talento y malicia para cambiar being (ser) earnest (honrado) por “llamarse Ernesto”. Es posible que la popularidad de Wilde en español comenzara por la extravagancia de ese título.
2). El otro día me acordaba de La piel de nuestros dientes, de Thomton Wilder. Cuando ví ese título por primera vez admiré como de costumbre a los norteamericanos por esa facultad tan suya de estar siempre inventando algo. ¿Cuándo tendríamos nosotros la audacia de titular así ya no digamos una obra de teatro, pero ni siquiera una clínica dental? Título original: The Skin of our Teeth. Palabra por palabra: La piel de nuestros dientes, nombre que en México llevó al teatro a miles de personas. Imposible no acudir al diccionario. En inglés, encontré con alegría, “to escape with the skin of our teeth” significa, sencillamente, escapar por poquito, salvarse por un pelo. Pero es evidente que si el traductor hubiera escogido algo como Por un pelito ni él mismo hubiera ido a ver la puesta en escena.
3). Uno siente también cierta atracción irresistible hacia cualquier novela que se llame Otra Vuelta de tuerca, como José Bianco tituló su excelente traducción de The Turn of the Screw de Henry James. En lugar de La vuelta del tornillo, que no quiere decir nada en español, Bianco cambió sabiamente “la” por “otra” y “tornillo” (screw) por “tuerca”, con lo que Otra vuelta de tuerca quiere decir aún mucho menos, pero suena tan bien que nuestros intelectuales usan ya esa extraña expresión como si todo el mundo (y ellos mismos) supieran su significado. Si Bianco hubiera querido dar el equivalente exacto habría puesto algo tan vulgar como La coacción, lo que convertiría el título de una novela de fantasmas en algo vagamente gangsteril o forense. No cabe duda: el mejor amigo del traductor es el Diccionario, siempre que éste no se halle en manos del lector. Según mi Oxford Advanced Learner’s Dictionary of Current English , “to give somebody another turn of the screw” signifíca “to force somebody to do something”: “forzar a alguien a hacer algo”, coaccionarlo, conminarlo, pues. ¿Pero quién iba a ser tan poco sutil o poético como para poner en español La conminación a una novela de Henry James? Aunque no diga nada en nuestro idioma, Otra vuelta de tuerca y se acabó. Y uno se lo agradece a Blanco”.
Creo que jazz ceuta fue atinado en escoger a un autor cuyas fábulas llevan mensajes de reflexión profunda y que se formó sólo leyendo libros prestados en sus momentos libres en el expendio de carne donde trabajaba, en la ciudad de Guatemala, hasta llegar a donde llegó.
El paraíso imperfecto
[Fábula. Texto completo]
-Es cierto -dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.
Y “last but not least”, esta semana me bajó del cielo el último álbum de Michel Camilo: Spirit of the Moment. Me gustó mucho, salvo “Giant Steps” (que no venía en la versión caída).
Luego de reflexionar sobre el asunto (este blog... uhh... creo que me voy a tirar a otras operaciones), pero ahora con el desconcierto que me provocan las relecturas y con el respectivo diccionario en ventana, procedo a realizar, lo que de costumbre venia haciendo con cierto desenfado:
Después de 20 años de desarrollar sus cortes como un tocador de trío, el pianista Michel Camilo tomó unos pocos años desconectado para hacer otras cosas – un solo álbum, titulado Solo y un adorable homenaje orquestal a George Gershwin, donde dos resultan de ese quiebre. Con Spirit of the moment, el retorna al formato de trío, y el suena refrescado y feliz de estar de regreso. Como siempre, su estilo es poderosamente energético y a veces las ideas parecen estar volando fuera desde sus dedos casi más rápidamente de lo que puede procesarlas completamente. Pero con la ayuda de un ritmo craqueado ( percusionista Dafnis Prieto y bajista Charles Flores) el se las arregla para mantener los pies sobre la tierra y generar lotes de inspiradores momentos. Notables entre ellos, son una vieja muy breve rendición de la clásica de John Coltrane “Giant Steps” que suena casi como “Flight of the Bumblebee”; una adorable version de “Nefertiti” de Wayne Shorter” y la aptamente titulada “Hurry up and wait” una nerviosa y puntillosa “uptempo” original con sentimiento latino. A pesar de su obvia afinidad con material más rápido, Camilo también brilla en las baladas: el delivera dulcemente rendiciones líricas de “My secret place” y “A place in time”, ambas de ellas originales. Altamente recomendado por All Music Guide
Ahí, el autor advierte desde el inicio, que el tema no se refiere a las divertidas equivocaciones en que con frecuencia incurren los traductores. Más bien, explica las dificultades que tuvo la primera vez que trató de traducir algo: “en media página me encontré consultando el diccionario en no menos de cinco ocasiones...estamos en un mundo de traducciones del que hoy ya no podemos escapar”
También sostiene que es mejor leer a un autor importante mal traducido que no leerlo en absoluto. Pero con la traducción de títulos de obras es más riguroso, ya que considera que los cambios que algunos experimentan al pasar de una lengua a otra generalmente no son errores del traductor. En ningún país de lengua española (dice) habrá quien ponga por título Odiseo al Ulysses de Joyce. “Alguien de la editorial no se lo permitiría. A manera de ilustración, al final del ensayo da los siguientes ejemplos, que considera menos comunes:
”1). La importancia de llamarse Ernesto. En este momento no recuerdo quién lo tradujo así, pero quienquiera que haya sido merece un premio a la traición. Traducir The Importance of Being Earnest por La importancia de ser honrado hubiera sido realmente honesto; pero, por la misma razón, un tanto insípido, cosa que no va con la idea que uno tiene de Oscar Wilde. Claro que todo estaba implícito, pero se necesitaba cierto talento y malicia para cambiar being (ser) earnest (honrado) por “llamarse Ernesto”. Es posible que la popularidad de Wilde en español comenzara por la extravagancia de ese título.
2). El otro día me acordaba de La piel de nuestros dientes, de Thomton Wilder. Cuando ví ese título por primera vez admiré como de costumbre a los norteamericanos por esa facultad tan suya de estar siempre inventando algo. ¿Cuándo tendríamos nosotros la audacia de titular así ya no digamos una obra de teatro, pero ni siquiera una clínica dental? Título original: The Skin of our Teeth. Palabra por palabra: La piel de nuestros dientes, nombre que en México llevó al teatro a miles de personas. Imposible no acudir al diccionario. En inglés, encontré con alegría, “to escape with the skin of our teeth” significa, sencillamente, escapar por poquito, salvarse por un pelo. Pero es evidente que si el traductor hubiera escogido algo como Por un pelito ni él mismo hubiera ido a ver la puesta en escena.
3). Uno siente también cierta atracción irresistible hacia cualquier novela que se llame Otra Vuelta de tuerca, como José Bianco tituló su excelente traducción de The Turn of the Screw de Henry James. En lugar de La vuelta del tornillo, que no quiere decir nada en español, Bianco cambió sabiamente “la” por “otra” y “tornillo” (screw) por “tuerca”, con lo que Otra vuelta de tuerca quiere decir aún mucho menos, pero suena tan bien que nuestros intelectuales usan ya esa extraña expresión como si todo el mundo (y ellos mismos) supieran su significado. Si Bianco hubiera querido dar el equivalente exacto habría puesto algo tan vulgar como La coacción, lo que convertiría el título de una novela de fantasmas en algo vagamente gangsteril o forense. No cabe duda: el mejor amigo del traductor es el Diccionario, siempre que éste no se halle en manos del lector. Según mi Oxford Advanced Learner’s Dictionary of Current English , “to give somebody another turn of the screw” signifíca “to force somebody to do something”: “forzar a alguien a hacer algo”, coaccionarlo, conminarlo, pues. ¿Pero quién iba a ser tan poco sutil o poético como para poner en español La conminación a una novela de Henry James? Aunque no diga nada en nuestro idioma, Otra vuelta de tuerca y se acabó. Y uno se lo agradece a Blanco”.
Creo que jazz ceuta fue atinado en escoger a un autor cuyas fábulas llevan mensajes de reflexión profunda y que se formó sólo leyendo libros prestados en sus momentos libres en el expendio de carne donde trabajaba, en la ciudad de Guatemala, hasta llegar a donde llegó.
El paraíso imperfecto
[Fábula. Texto completo]
-Es cierto -dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.
Y “last but not least”, esta semana me bajó del cielo el último álbum de Michel Camilo: Spirit of the Moment. Me gustó mucho, salvo “Giant Steps” (que no venía en la versión caída).
Luego de reflexionar sobre el asunto (este blog... uhh... creo que me voy a tirar a otras operaciones), pero ahora con el desconcierto que me provocan las relecturas y con el respectivo diccionario en ventana, procedo a realizar, lo que de costumbre venia haciendo con cierto desenfado:
Después de 20 años de desarrollar sus cortes como un tocador de trío, el pianista Michel Camilo tomó unos pocos años desconectado para hacer otras cosas – un solo álbum, titulado Solo y un adorable homenaje orquestal a George Gershwin, donde dos resultan de ese quiebre. Con Spirit of the moment, el retorna al formato de trío, y el suena refrescado y feliz de estar de regreso. Como siempre, su estilo es poderosamente energético y a veces las ideas parecen estar volando fuera desde sus dedos casi más rápidamente de lo que puede procesarlas completamente. Pero con la ayuda de un ritmo craqueado ( percusionista Dafnis Prieto y bajista Charles Flores) el se las arregla para mantener los pies sobre la tierra y generar lotes de inspiradores momentos. Notables entre ellos, son una vieja muy breve rendición de la clásica de John Coltrane “Giant Steps” que suena casi como “Flight of the Bumblebee”; una adorable version de “Nefertiti” de Wayne Shorter” y la aptamente titulada “Hurry up and wait” una nerviosa y puntillosa “uptempo” original con sentimiento latino. A pesar de su obvia afinidad con material más rápido, Camilo también brilla en las baladas: el delivera dulcemente rendiciones líricas de “My secret place” y “A place in time”, ambas de ellas originales. Altamente recomendado por All Music Guide